Las palabras tienen siempre
menos valor que los actos.
¿Para qué discurrir sobre la generosidad
si no se es capaz
de apoyar a un amigo en dificultades?
¿O predicar la disciplina
si se es negligente con uno mismo?
Por sus actos se juzga siempre
a un hombre.
Pues tienen valor de ejemplo.
D.A.
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