¿Por qué tengo ansiedad?
Por qué de repente empezamos a sentir malestar y preocupación,… por qué de pronto sentimos que nuestro corazón late a toda velocidad. Empezamos a sudar o comienza esa desagradable sensación de mareo. Si alguna vez has tenido ansiedad, sabrás perfectamente a lo que me refiero.
La ansiedad es una respuesta a una situación que anticipamos como peligrosa, es decir, a un peligro que no está presente pero en el futuro suponemos que lo estará. Por ejemplo:“Encontrarnos rodeados de serpientes venenosas nos produce miedo, sin embargo, pensar que podríamos encontrarnos en esa situación nos produce ansiedad.”
El problema se agrava cuando esas sensaciones limitan nuestro día a día, no salimos de casa por miedo a marearnos, rechazamos invitaciones porque no queremos que nadie note lo que nos pasa y comenzamos a tenerle miedo a muchos acontecimientos.
Poco a poco se va perdiendo la ilusión, sentimos que no disfrutamos con nada, nuestra mente está continuamente enfrascada en pensamientos, que la mayoría de las veces son catastróficos o repetitivos y sentimos que ya no somos los mismos de antes de tener ansiedad.
Pero, a pesar de todo, la ansiedad no es una enfermedad, sino un síntoma de que algo no está bien en nuestra vida, probablemente a nivel emocional o personal (con los demás, o con uno mismo). Sería algo así como cuando tienes tos, la tos es un síntoma, no es una enfermedad en sí misma y hay que averiguar que la ha producido para que no se convierta en algo más grave. Para hacerle frente, primero intentamos calmarla y luego tratamos lo que la causó. Las dos cosas son necesarias, con la ansiedad pasa lo mismo, primero tratamos de reducirla y luego hay que descubrir que hay debajo de ella.
Todas las reacciones que provoca la ansiedad nos asustan mucho, pero si tratamos de controlarlas, desencadenamos más miedo y nuestros síntomas se amplifican, el control lleva al descontrol.
Por el contrario, si somos capaces de entender nuestro malestar, se genera una sensación de tranquilidad. Un buen ejercicio es preguntarse:
¿Cómo empiezo a sentir ansiedad?
¿Qué imágenes o pensamientos pasan por mi cabeza?
¿Cómo se que eso me provoca ansiedad?
¿Qué me digo internamente?
¿Son reales esos miedos?
¿Qué es lo que realmente tendría que cambiar en mi vida para dejar de tener ansiedad?
Hay que aprender a sentir las sensaciones para luego manejarlas, para eso necesitamos prepararnos antes con ejercicios de relajación y respiración, si no practicamos cuando estamos serenos, de nada nos servirá utilizar esas técnicas en pleno ataque de ansiedad.
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