¿Ocupado? No, gracias
“Cuando bebas agua, recuerda la fuente.”
Proverbio chino
La gratitud es una respuesta humana a la posibilidad de admitir que pasan cosas buenas en nuestra vida que no necesariamente dependen de nosotros. Al reconocer que todo lo que nos rodea puede contribuir también a nuestro bienestar, sobreviene una actitud de aceptación y reciprocidad hacia esta fuerza exterior que nos ha beneficiado. Pueden ser otras personas, el mundo, la naturaleza (o un poder superior, si así lo crees) y hacia ellos sentimos gratitud.
Así presentada, esta es una respuesta muy natural y coherente por parte de las personas. Sin embargo, en la vida real, estamos demasiado ocupados o abrumados por los problemas para darnos cuenta de los beneficios que recibimos de manera diaria. La gratitud, como la mayoría de las respuestas humanas, mejora con la práctica y nos hace acreedores a relaciones más armoniosas con nuestro entorno. Pero según algunas investigaciones en el terreno de la psicología, la gratitud tiene también la cualidad de sanar nuestra mente y acercarnos a la felicidad.
Investigadores de la Universidad de California y de la Universidad de Miami realizaron un experimento con tres grupos de pacientes: al primero le encargaron escribir semanalmente sus motivos para estar agradecidos. Al segundo, hechos que les provocaran enojo o rencor. Al tercero, escribir sus experiencias sin ponerles ninguna etiqueta. Después de 10 semanas, el grupo “agradecido” reportó pensamientos optimistas y, de forma sorpresiva, un aumento en el tiempo que dedicaban a ejercitarse, además de una mejora en su estado general de salud. Si bien los investigadores no pueden deducir relaciones directas causa-efecto en este experimento, en quienes expresaron gratitud se manifiestó una tendencia hacia la mejoría física y emocional. Esto se ha podido observar tanto en este como en otros estudios que se han realizado sobre el mismo tema.
Aquí te damos 5 prácticas para aumentar tu capacidad de gratitud, disminuir el estrés y aprender a valorar lo que tienes:
1. Escribe notas de agradecimiento. Al menos una vez al mes, escribe una nota para alguna persona que haya hecho algo lindo o amable por ti. Dale las gracias a alguien especial por el impacto que su presencia ha tenido en tu vida. Envía la nota o entrégala y léela personalmente. Habrás mejorado el día para esa persona y para ti mismo.
2. Si no cuentas con el tiempo suficiente, o no te atreves, o simplemente escribir no se te da, tómate un tiempo para pensar en alguien que haya realizado un acto en tu favor y agradécelo internamente. Esto lo puedes hacer al menos una vez por semana, pero si es diario, aún mejor.
3. Lleva un “diario de gratitud”. En un cuaderno especial, escribe todos los días algo que te haya aportado una buena experiencia y a quién se lo debes. Con el tiempo te sorprenderá encontrar que no es solo una, sino muchas cosas que agradecer en cada jornada.
4. Cada semana, a una hora y día fijos, escribe sobre las cosas buenas que pasaron recientemente. No necesitas atribuirlas a nadie o nada, solamente son tus bendiciones o golpes de suerte, como quieras llamarlos.
5. Practica la relajación. Un buen ejercicio consiste en tomarse unos minutos solo para uno y distenderse, relajarse y enfocar la concentración en aquellas cosas buenas que tenemos o en los hechos que nos producen agradecimiento. Esta práctica, si bien sencilla, puede ser una gran fuente de alegría y motivación.
Para finalizar, queremos aclarar que ser agradecido no se relaciona necesariamente con una creencia religiosa. Uno sencillamente puede ser un agradecido de la vida y de las cosas simples que puede disfrutar. Se trata de una sensación de agradecimiento que incluso puede no estar dirigido hacia nadie ni nada específico. En conclusión, cultivar el sentimiento de gratitud es un camino directo al bienestar psicológico y emocional y, por ende, a la felicidad que todos buscamos.
lalmenteesmaravillosa.com