A LA BÚSQUEDA DE UNA RESPUESTA A LA PREGUNTA SOBRE EL SENTIDO DEL SUFRIMIENTO
Todo hombre que sufre se pregunta: ¿por qué? -es una pregunta sobre la causa- y al mismo tiempo, ¿para qué? -es decir por su sentido o su fin-. Esta es una pregunta difícil, como lo es la pregunta ¿por qué el mal?. ambas preguntas son difíciles cuando el hombre se la hace a otro hombre, como también cuando se la hace a Dios, ya que el hombre no le hace esta pregunta al mundo, aunque muchas veces el sufrimiento provenga de él, sino que se la hace a Dios como creador y Señor del mundo, lo que muchas veces produce frustración y hasta la negación misma de Dios. En el libro de Job la pregunta ha encontrado su expresión mas viva; la respuesta del los viejos amigos es –debe haber cometido alguna culpa grave- para ellos el sufrimiento es la pena o consecuencia de algún pecado y es mandada por Dios. Pero Job niega que sea verdad ese principio ya que el se reconoce inocente y por lo tanto para Job, su sufrimiento es el de un inocente y debe ser aceptado como misterio que él, con su inteligencia, no puede comprender a fondo. Para percibir la verdadera respuesta al “por qué” del sufrimiento, tenemos que volver nuestra mirada a la revelación del amor divino. Cristo nos hace entrar en el misterio y nos hace descubrir el “por qué” del sufrimiento, ya que Él lo ha dicho todo al hombre en la cruz.
El hombre “muere” cuando pierde la “Vida Eterna”. El Hijo del hombre en su misión salvadora llega a tocar el mal en sus mismas raíces trascendentales que están fijadas en el pecado y la muerte. El vence el pecado con su obediencia hasta la muerte y vence la muerte con su resurrección. Y aunque se debe juzgar con gran cautela el sufrimiento del hombre como consecuencia de pecados concretos, sin embargo, el sufrimiento no puede separarse del pecado de origen –original-. Y aunque la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, conseguida por Cristo no suprime los sufrimientos temporales de la vida humana ni libera del sufrimiento, esta victoria proyecta una luz nueva, la luz del Evangelio, que es la salvación. En el centro de esta luz se encuentra la conversación con Nicodemo: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único”(Jn 3,16). D/J.P.II
¤Algunas pistas , de un tema muy denso que necesita
ser profundizado,pues un misterio no quiere decir
que es incomprensible (la palabra misterio significa
algo como un velo,que se va des-velando) mas bien
como una revelación progresiva para cada uno.
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Quetal
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