El impacto de la violencia doméstica en los niños
Los niños que viven en hogares en los que se producen situaciones de violencia doméstica sufren secuelas importantes. Da igual que se trate de abuso verbal, emocional o físico: cuando entre los padres se produce este tipo de violencia, el impacto en los hijos es devastador.
La violencia doméstica tiene un impacto importante sobre los menores. Aunque no sean ellos las víctimas directas de las agresiones, físicas o verbales, el impacto que sufren les puede provocar graves problemas en su infancia y, más adelante, en su adolescencia y vida adulta.
La violencia doméstica tiene un impacto real en los niños
Cuando pensamos en violencia de género, abuso doméstico o términos similares,
solemos pensar primero (y a veces solamente) en la víctima directa, aquella a la que el agresor o agresora ataca. Pero los menores que viven esas situaciones de violencia, física o verbal, sufren consecuencias importantes.
Además, en los hogares que se producen estas situaciones,
los niños suelen estar más desatendidos, lo cual agrava la situación de los menores. De hecho, hay estudios que demuestran que los niños que viven situaciones de violencia doméstica tienen más riesgo de sufrir problemas de salud, problemas de comportamiento y traumas emocionales, y son más propensos a tener problemas de salud mental en la edad adulta.
Efectos de la violencia doméstica en los hijos
Los niños criados en "hogares abusivos"
pueden sentirse responsables del abuso que uno de sus progenitores ejerce sobre el otro, tener pesadillas y problemas para dormir, tener problemas en el colegio, desarrollar los trastornos alimentarios y desarrollar tendencias agresivas. Además, la situación les hace más vulnerables a caer en manos de “gente equivocada” que se presta a ayudarles de forma nada adecuada. Esto les hace víctimas fáciles de todo tipo de abusos.
Por otra parte, la situación le puede provocar experiencias de ansiedad que pueden derivar en problemas de pánico.
Al llegar a la adolescencia, la situación puede empeorar aún más. El adolescente que ha vivido esta situación puede comenzar a autolesionarse, recurrir al alcohol o a las drogas, tener relaciones sexuales inapropiadas con el único objetivo de obtener afecto, sufrir depresión, tener baja autoestima o sufrir diferentes problemas de salud mental. Además, puede llegar a convertirse en víctima o incluso en maltratador, y comportarse de manera ofensiva con los demás, tanto dentro de casa como fuera de ella.
¿Qué hacer?
Muchas personas no levantan la vez cuando son víctimas de abusos domésticos, aunque “sólo” sean verbales. Las razones son diversas. Pero si no lo hacen por ello/as mismo/as, por su seguridad e integridad, deben hacerlo por sus hijos. No hay excusas.
Los niños necesitan saber que pueden confiar en alguien, que están seguros y que las personas que les importan están seguras también.