Cinco claves para desarrollar la resiliencia en niños
Como padres, nos gustaría desplegar una amplia armadura con la que proteger a nuestros hijos de todo mal el resto de sus vidas. Pero ello no solo es imposible, sino también contraproducente. Si somos nosotros quienes estamos siempre gestionando sus problemas, y protegiéndolos de los riesgos, evitaremos que ellos mismos sean responsables de su propia vida. Desarrollarán una actitud pasiva donde no aprender de sus errores, donde no hacer una valoración propia de sus experiencias para afrontar la vida con mayor seguridad y competencia.
Esto no significa en absoluto que tengamos que dejarles en soledad negándoles nuestra mano, en absoluto. Nunca dejaremos de protegerlos. No obstante, sería necesario educar a niños capaces de desarrollar su capacidad de resiliencia. A saber, que sean hábiles haciendo frente a las adversidades, superándolas y transformarlas en algo positivo.
Si piensas que en la infancia aún no es necesario adquirir esta competencia en vista de que la vida de un niño es, "aparentemente" fácil, te equivocas. Un niño debe enfrentarse a retos cada día. También en la adolescencia. De hecho muchos adultos recuerdan sus años de instituto, por ejemplo, como los más duros y traumáticos, de ahí la necesidad de aportar estrategias básicas con las cuales, asentar las bases de una necesaria e imprescindible resiliencia.
1. COMPETENCIA
Indispensable. Con ello nos referimos a la capacidad del niño de verse a sí mismos como personas capaces de manejar y controlar situaciones. De ser responsables. ¿Cómo lo conseguimos? Indícales cuales son sus puntos fuertes y todo aquello que hacen bien. Cuando cometan errores, ayúdales a encontrar estrategias de mejora, no te limites a indicarles solo el lado negativo, ni tampoco a compararles con otras personas que lo hacen mejor que ellos. Es algo contraproducente. Ofréceles oportunidades en las que puedan tomar decisiones, por pequeñas que sean.
2. CONEXIÓN
Los niños necesitan desarrollar sus vínculos afectivos con la gente que le rodea. Ofrécele seguridad, complicidad, confianza... no dejes que se aísle, no permitas que ese adolescente esté la mitad del día encerrado en su habitación. Solo.
Establece instantes de comunicación fijos al día, como pueden ser las comidas, permite que pueda expresar sus emociones con comodidad, que pueda hablar en voz alta de sus problemas. Para ello debes desarrollar correctamente la comunicación con él, demostrando que tienes su apoyo, que no vas a juzgarlo, a vetarle o a burlarte de lo que diga. Todo ello hará que el niño desarrolle valores, que deje a un lado su egoísmo o su individualidad, que establezca una conexión sana con el ambiente que le rodea. Con la sociedad.
3. CARÁCTER
Dimensión básica pero compleja. ¿Cómo conseguimos que los niños desarrollen un carácter sano, afectivo y respetuoso? Aquí entra el peso de los padres y de los profesores. El niño debe comprender que debe respetar a los demás, que la sociedad dispone de unos límites y unas reglas establecidas en las cuales debe moverse. No todo vale ni puede tenerlo todo.
Es necesario que los niños dispongan de unas reglas claras en su día a día, de unas normas que entienda. Todo ello le evitará frustraciones, y le enseñará la necesidad de estar integrado en la sociedad respetando a los demás, para que los demás le respeten a él.
4. CONFRONTACIÓN
El estrés no es solo cosa de adultos. También los niños lo padecen. Su día a día también es complejo: el colegio, los amigos, profesores, clases extraescolares, asignaturas que aprobar.... muchas veces llegan a la cama rendidos y con unas cuantas preocupaciones en su cabeza al igual que nosotros.
Deben pues aprender a gestionar el estrés. A afrontar sus propios problemas con decisión, sin rendirse y responsabilizándose tanto de sus actos como de sus consecuencias o errores. Podemos darles estrategias, ánimos y un apoyo continuo para demostrarles que ellos, van a ser capaces de superar cualquier dificultad. Un examen suspendido es un reto que superar con más esfuerzo. Una pelea con un compañero de colegio nunca se soluciona con golpes ni insultos. Por un amigo que les haga un desprecio, seguro que encuentran a otro que encaja mejor con su personalidad e inquietudes. La vida nos puede poner muros en el camino, per también nos ofrece senderos por los que encontrar opciones mejores.
5. CONTROL
Los niños deben saber que siempre van a contar con nuestra ayuda y nuestro apoyo. Es algo esencial que les va a aportar seguridad. Pero también hemos de enseñarles a ser responsables de sus propias cosas, a tomar el control. Su trabajo en el colegio y su desempeño, es su responsabilidad.
Deben entender también que la mayoría de las cosas que le ocurren no se deben al azar, si suspende, si pierde su cartera, si se olvida los deberes en casa, o si lo regaña un profesor, se debe a él mismo y sus actuaciones en cada momento. Si educamos niños responsables que toman el control sobre sus propias cosas, conseguiremos adultos más eficaces gestionando su vida y sus emociones, personas que siempre se esforzarán en primera persona por sus actuaciones.
Y es que, aunque la mayoría de las cosas que nos ocurren se deben a nuestras propias decisiones, todos sabemos que en ocasiones la vida nos trae cosas imprevistas que escapan a nuestro control. De ahí la necesidad de saber afrontarlas con estrategias propias que ya hayamos aplicado con anterioridad en otras situaciones.
El aprendizaje del día a día, el tomar conciencia de uno mismo en sociedad, y el esfuerzo por mantener vínculos sanos,
enseñará a los niños a afrontar sus propios retos siendo así más resilientes. Y en consecuencia, más felices.