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De: Bapita (Mensaje original) |
Enviado: 17/06/2014 10:05 |
Quizá tú no me viste, quizá nadie me viese tan perdido, tan frío en esta esquina.
Pero el viento pensó que yo era piedra y quiso con mi cuerpo deshacerse.
Si pudiera encontrarte, quizá si te encontrase, yo sabría explicarme contigo.
Pero bares abiertos y cerrados, calles de noche y día, estaciones sin público, barrios enteros con su gente, luces, teléfonos, pasillos y esta esquina, nada saben de ti.
Y cuando el viento quiere destruirse, me busca por la puerta de tu casa.
Yo le repito al viento que si al fin te encontrase, que si tú aparecieses, yo sabría explicarme contigo.
Luis García Montero
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De: Amaly |
Enviado: 17/06/2014 10:24 |
Como la luz de un sueño, que no raya en el mundo pero existe, así he vivido yo iluminado esa parte de ti que no conoces, la vida que has llevado junto a mis pensamientos...
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, pedirme un cenicero, curiosear los libros, responder al deseo de mis labios con tus labios de whisky, seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado en la cama, sin prisa, muchas tardes esta cama de amor que no conoces, la misma que se queda fría cuanto te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, hicimos mil proyectos, paseamos por todas las ciudades que te gustan, recordamos canciones, elegimos renuncias, aprendiendo los dos a convivir entre la realidad y el pensamiento.
Luis García Montero | | | | | | |
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De: Bapita |
Enviado: 17/06/2014 12:07 |
Está solo. Para seguir camino se muestra despegado de las cosas. No lleva provisiones. Cuando pasan los días y al final de la tarde piensa en lo sucedido, tan sólo le conmueve ese acierto imprevisto del que pudo vivir la propia vida en el seguro azar de su conciencia, así, naturalmente, sin deudas ni banderas.
Una vez dijo amor. Se poblaron sus labios de ceniza.
Dijo también mañana con los ojos negados al presente y sólo tuvo sombras que apretar en la mano, fantasmas como saldo, un camino de nubes.
Soledad, libertad, dos palabras que suelen apoyarse en los hombros heridos del viajero.
De todo se hace cargo, de nada se convence. Sus huellas tienen hoy la quemadura de los sueños vacíos.
No quiere renunciar. Para seguir camino acepta que la vida se refugie en una habitación que no es la suya. La luz se queda siempre detrás de una ventana. Al otro lado de la puerta suele escuchar los pasos de la noche.
Sabe que le resulta necesario aprender a vivir en otra edad, en otro amor, en otro tiempo.
Tiempo de habitaciones separadas.
(De "Habitaciones separadas")
Luis García Montero
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