LA NIÑA CIEGA
Esta es la historia de la niña ciega que pudo ver por arte de magia.
Mi amigo Willy es mago profesional. Un restaurante de Los Ángeles lo contrató para hacer magia a corta distancia, caminando entre los clientes todas las noches. Un día, se acercó a una familia y, después de presentarse, sacó un mazo de cartas e inició su actuación.
Dirigiéndose a una chica joven sentada a esa mesa, le pidió que eligiera una carta. El padre de la chica le informó que Wendy era ciega.
Willy respondió:
- Bien, me gustaría probar un truco, si ella no se opone.
Y luego, a la chica:
- Wendy, ¿quisieras ayudarme con un truco?
Algo tímida, ella se encogió de hombros y dijo:
- Bueno.
Willy se sentó a la mesa, frente a ella.
- Voy a sostener en alto un naipe, Wendy, que será rojo o negro. Quiero que uses tus poderes psíquicos para decirme de qué color es la carta: si roja o negra. ¿Entendiste?
- Wendy asintió.
Wendy, esta carta ¿es roja o negra?
Después de un momento, la chica ciega contestó.
- Negra.
Y la familia sonrió. Willy levantó el siete de corazones y preguntó:
- ¿Ésta es una carta roja o una carta negra?
- Roja -replicó Wendy.
Luego Willy levantó una tercera carta, el tres de rombos, y preguntó:
- ¿Roja o negra?
Wendy respondió sin vacilar:
- Roja.
Los padres sonrieron nerviosos. El hombre eligió tres cartas más y la respuesta fue siempre correcta. Era increíble: había acertado seis sobre seis. La familia no podía creer que tuviera tanta suerte.
- Wendy, quiero que me digas el valor y el palo de esta carta. Si es de corazones, rombos, tréboles o piques.
Al cabo de una pausa, Wendy contestó confiada:
- Es el cinco de corazones.
La familia, pasmada, ahogó una exclamación. El padre preguntó a Willy si se trataba de alguna treta o si lo que hacía era verdadera magia.
- Tendrá que preguntarle a Wendy.
La chica contestó sonriente:
- Es magia.
Willy dio la mano a toda la familia, abrazó a Wendy, les dejó una tarjeta y se despidió. Había logrado crear un momento mágico que esa gente nunca olvidaría. Por supuesto, la pregunta es: ¿cómo sabía Wendy el color de las cartas? Willy no la conocía; no pudo haberle dicho de antemano qué cartas eran rojas y cuáles eran negras, y como Wendy era ciega, le era imposible ver el color o el valor de las cartas que él exhibía. ¿Qué sucedía, entonces?
Willy fue capaz de crear este milagroso "una-vez-en-la-vida" mediante un código secreto y rapidez mental. Al comienzo de su carrera había desarrollado un código para pasar información de una persona a otra sin utilizar palabras, pero hasta esa noche no había tenido oportunidad de ponerlo en práctica.
Cuando Willy se sentó frente a Wendy en la mesa le dijo:
- "Wendy, voy a sostener en alto un naipe que será rojo o negro", cuando te toque el pie por debajo de la mesa una vez, debes decir rojo y dos veces debes decir negro.
Para asegurarse de que ella lo había entendido, repitió las señales secretas al decir:
- "Quiero que uses tus poderes psíquicos para decirme de qué color es la carta: rojo (un golpe) o negro (dos golpes). ¿Entendiste?, se refería a las instrucciones verbales.
¿Cómo hizo para comunicarle a ella el cinco de Corazones? Muy simple. Le dio cinco golpecitos en el pie para hacerle saber que era un cinco. Cuando le preguntó si la carta era de corazones, rombos, tréboles o piques, le hizo saber el palo golpeándole el pie al decir la palabra "corazones".
La verdadera magia de esta anécdota es el efecto que tuvo sobre Wendy. No sólo le dio una oportunidad de brillar por unos instantes y sentirse especial frente a su familia, sino que la convirtió en la estrella de su casa, puesto que los suyos contaron a todos los amigos lo de la maravillosa experiencia "psíquica".
Algunos meses después de este episodio, Willy recibió un paquete de parte de Wendy. Traía un mazo de naipes del sistema Braille. En la carta le agradecía por haberla hecho sentir tan especial y por ayudarla a "ver", aunque fuera durante unos minutos. Agregaba que aún no había explicado a su familia cómo hizo la treta, por mucho que ellos le insistían. Terminaba diciendo que le enviaba ese juego de naipes Braille a fin de que pudiera inventar más trucos para ciegos.
Michael Jeffreys