La última luz
Eres de cielo hacia la tarde, tienes ya dorada la luz en las pupilas, como un poco de nieve atardeciendo que sabe que atardece.
Y yo querría cegar del corazón, cegar de verte cayendo hacia ti misma como la tarde cae, como la noche ciega la luz del bosque en que camina de copa en copa cada vez más alta, hasta la rama isleña, sonreída por el último sol.
¡y sé que avanzas porque avanza la noche! y que iluminas tres hojas solas en el bosque, y pienso que la sombra ta hará clara y distinta, que todo el sol del mundo en ti descansa, en ti, la retrasada, la encendida rama del corazón en la que aún tiembla la luz sin sol donde se cumple el día.
Luis Rosales (1910-1992)
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