¿Ha evolucionado el pensamiento masculino?
La segunda mitad del siglo XX trajo consigo una fuerte revolución cultural asociada al tema del género. Durante miles de años estuvo vigente una apreciación radical sobre las diferencias entre hombres y mujeres, y los roles asignados por la sociedad permanecieron inalterables. Con los nuevos tiempos todo entró en crisis.
Vale anotar que la revolución femenina ha estado a la vanguardia de todos estos cambios. Fue hasta que la mujer decidió replantear masivamente su papel en la cultura, cuando todo empezó a tomar un nuevo rumbo. Definitivamente, ya existe una nueva mujer. En el caso de los hombres, el debate apenas se está abriendo paso.
La masculinidad hegemónica
La identidad de los hombres
se había construido alrededor de valores hegemónicos, propios de los grandes guerreros y los sujetos de poder. Se impuso un estereotipo en el que muchos hombres no cabían, pero igual se les exigía que cumplieran con el patrón.
Al género masculino se le obligó a ser fuerte, por encima de todas las circunstancias. Debían mantenerse firmes frente a cualquier adversidad. Exhibir capacidad para enfrentarse más o menos violentamente con los demás y no claudicar. La sensibilidad no era un terreno que germinaba en sus dominios, sino todo lo contrario: entre más insensibles, más masculinos eran.
También
se les adjudicó la capacidad para ser inteligentes e ingeniosos. Eran ellos y no las mujeres quienes podían avanzar en el territorio del conocimiento, de la ciencia e incluso del arte.
En casi todas las sociedades occidentales
lo masculino encarnó el poder mismo, tanto en el orden del Estado, como en la esfera doméstica. La progresiva división de funciones los llevó a ser los proveedores del dinero en los hogares, a cambio del trabajo doméstico gratuito de las mujeres.
Si bien esas formas de dominio les garantizaban enormes privilegios, también
los convirtió por mucho tiempo en víctimas de su propio invento. De ahí que a lo largo de la historia la tasa de suicidios, enfermedades mentales y crímenes haya sido notablemente superior en los hombres que en las mujeres.
Masculinidades alternativas
Al tiempo que la mujer fue reclamando nuevos espacios y nuevas formas de ser en la cultura,
los hombres comenzaron a experimentar la idea de que los tiempos exigían otras posturas de su parte. Aún en la actualidad persiste un fuerte debate alrededor del tema.
Algunos se mantienen en actitud beligerante, tratando de desconocer los logros de la mujer e intentando retornar a las épocas en las que ellas eran apenas parte del decorado en el mundo masculino.
También están los que abiertamente han adoptado conductas de las que tradicionalmente era portadora la mujer. A estos corresponden los llamados “metrosexuales”, que cultivan el atractivo físico como antes solo lo hacían algunas mujeres.
También están los nuevos
“padres solteros” que logran “maternizar” a sus hijos sin la ayuda de la mujer y con igual, y a veces mayor, eficacia que ellas. O los cada vez más frecuentes
“amos de casa”, que realizan las tareas del hogar mientras su cónyuge trae el sustento al hogar.
Lo importante de todo esto es que hoy en día, y cada vez más, los hombres han ido logrando construir otras formas de expresar su masculinidad.
No tienen que ser guerreros, ni eternos conquistadores de mujeres, ni ultraexitosos para sentirse realmente hombres. Esta situación sigue desconcertando a muchos y a muchas, pero lo cierto es que un mundo más equitativo nos hace más felices a todos.
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