Cómo ayudar a una persona deprimida
No es fácil sobrellevar la depresión de alguien cercano. Tampoco es fácil definir la frontera que separa una depresión transitoria de un trastorno más serio. De hecho, la depresión es una condición que se menosprecia con mucha frecuencia. Se piensa que es débil o que le falta carácter, pero no se repara en la gravedad que encarna.
Lo más usual es que frente a una persona deprimida caigamos en la tentación de invadirla de “consejos” para que recupere la alegría, como si su situación dependiera de que logremos persuadirlos o no. A veces también sucumbimos en la sobreprotección, o decidimos dejar las cosas como están, pensando que pronto todo pasará.
Delimitando la depresión
Para ayudar a una persona deprimida,
lo primero que puedes hacer es familiarizarte con el tema. Hay una serie de saberes populares al respecto, pero estos no son suficientes o a veces están distorsionados. Debes investigar y, de ser posible, consultar con un profesional para conocer en detalle de qué se trata este tema.
Es normal que sintamos tristeza. Especialmente si pasamos por un duelo o la vida no fluye como quisiéramos. Lo que diferencia a esos accesos de tristeza de una depresión como tal
son diversos factores como el tiempo, la intensidad y los efectos que se desprenden de esa condición.Cuando la tristeza persiste por varias semanas y no da señales de amainar, sino que se mantiene constante o incluso aumenta, es un indicio importante de que estamos frente a una depresión clínica. Sin embargo, este factor no es suficiente para asegurarlo.
La depresión típica incluye apatía y/o llanto frecuente, sin un motivo en particular. También supone un abandono de las actividades sociales y de las responsabilidades, sin que haya una razón precisa para ello. Si además se suma la inactividad, el silencio y la idea creciente de que la vida no vale la pena, es muy probable que se trate de un caso serio.
Bien sea una situación pasajera, o bien se trate de una condición clínica, debes hacer conciencia de que se trata de una realidad subjetiva que no depende de la voluntad de quien la padece. Ninguna depresión se da por capricho o deliberadamente. Esto es algo que olvidan fácilmente quienes rodean a quien está triste.
Ayudar eficazmente
Es muy importante que renuncies a tratar de presionar a otra persona para que supere su depresión. No es bueno que le hagas una lista de todas las razones por las que debería estar feliz, ni que lo invadas de consejos sobre cómo sacarle mejor partido a la vida.
Para una persona deprimida esto no es una señal de apoyo, sino de incomprensión e intolerancia.Por difícil que te parezca, el soporte de la ayuda que quieres brindar
comienza por aceptar a la persona deprimida tal y como es, tal y como está. No cuestiones su forma de pensar, ni intentes romper sus resistencias. Eso es peor.
Debes renunciar a “salvar” a la persona deprimida. Ningún ser humano “salva” a otro. Si asumes esa actitud es porque sientes angustia en torno a la depresión de otro. En ese caso, resuelve primero tu propio problema, antes de dedicarte a solucionar el de los demás.
Una persona triste
necesita de un tratamiento profesional, pero también le ayuda mucho contar con un entorno saludable. Tu presencia y tu actitud de escucha tienen un enorme valor en ese proceso. Es una manera de hacer, antes que de decir. Tu compañía, por sí sola, ayuda. Claro, siempre y cuando estés listo para darle un lugar a la tristeza del otro en tu mundo emocional, sin culparlo, sin rechazarlo y sin hacer esfuerzos inútiles por “sacarlo del fondo”.
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