Un viaje al interior de tus recuerdos
"Disfrutar del pasado es vivir dos veces "
Marcus Valerius Martialis
Hoy estoy aquí para recordarte tu pasado. Te propongo que cierres los ojos y pienses en tu infancia, recuerdes el aroma de la casa de tus abuelos, el olor del cabello de tu madre, los besos de buenas noches de tu padre, las peleas y los juegos con tus hermanos, la intensidad del amor en la adolescencia, la ilusión en la infancia;
recuerda algo, lo que quieras, pero siéntelo. ¿Lo has hecho? Ahora estás en disposición de entender que
de lo que te vengo a hablar hoy es de la nostalgia… Sentir nostalgia
no tiene edad ni cultura, tanto los adultos como los niños lo hacemos y probablemente con mayor frecuencia de lo que creemos.
En realidad esto no es nuevo para nadie porque
somos perfectamente conscientes de que de vez en cuando lo hacemos y somos capaces de hacerlo con total naturalidad. Sin embargo, lo que
sí que es relevante es la razón por la que recurrimos al anhelo y el efecto que tiene en nosotros…
El pasado es la antesala del futuro
Recrearse en los recuerdos contribuye a serenar el estado de ánimo, elevar nuestra autoestima y fortalecer nuestras relaciones interpersonales. La nostalgia es una fuente de equilibrio y bienestar psíquico. Sí, parece que, aunque en ocasiones suframos por ello,
rememorar y sentir intensa y vívidamente esos recuerdos es una manera de mantenernos en forma emocionalmente. Además, la nostalgia
nos tiende un puente entre el pasado y el presente, lo cual
nos ayuda a percibir la continuidad de nuestro yo y ser conscientes de que compartimos muchas cualidades con la persona que fuimos. La nostalgia produce esa sensación de que el ayer y el hoy se funden en uno…
De todas formas, no siempre la nostalgia ha tenido esta connotación tan variada; si atendemos a la
etimología de la propia palabra nos daremos cuenta de que deriva de los términos griegos
nóstos (regreso) y
álgos (dolor) y, por tanto,
en sentido literal describe el dolor que produce el deseo de regresar al pasado. Hoy en día asociamos esto a múltiples conceptos positivos como recordar viejos tiempos felices que nos hacen sonreir. Es posible que en más de una ocasión te hayas torturado anhelando un tiempo anterior en el que te acompañaba una persona significativa que ya no está a tu lado, pero es probable que cuando recuerdas tu infancia te sientas bien y sonrías para tus adentros. No obstante, quiero aquí hacer un apunte y decirte que un tipo de recuerdos recurrentes que debes dejar a un lado es el de los errores; si te equivocaste no te empeñes en regresar, no tiene mucho sentido para ti y precisamente no te hace sentir bien.
Pero
recordar también puede convertirse en algo altamente destructivo para una persona que está muy triste o deprimida. ¿Por qué?
Porque experimentará sus recuerdos de forma muy compleja y desatará en sus pensamientos un agravio comparativo que le hará entrar en un bucle infinito. Al contrario de lo que contábamos antes puede
hacerle sentir que el pasado está muy lejano y que, en comparación con la persona que fue, ahora es un verdadero desastre. La distancia temporal percibida será la razón por la que estas personas se sientan peor cuando recuerdan algo positivo lo que lo alejará cada vez más de la realidad. Por esta razón, si te sientes triste o sabes de alguien que esté pasando por un mal bache o que
“viva en el pasado”,
intenta eliminar esa tendencia a recordar “un tiempo feliz”. Con esto quiero decirte que, aunque la intención es buena, puedes hacer mucho daño intentando levantar el ánimo de alguien triste recordándole momentos felices. Además, como seguramente habrás pensado en alguna ocasión,
tendemos a ser más nostálgicos cuando nos sentimos tristes y turbados. Precisamente esto se debe a
dos razones, una negativa y otra positiva. La
primera es que podemos atender a ese bucle de
“cualquier tiempo pasado fue mejor”, solidificando así la base del sufrimiento y derrotándonos. La
segunda, sin embargo, cumple esa función positiva elevando nuestro bienestar si atendemos a los recuerdos que nos den un motivo para realzar nuestro ánimo.
También hemos dicho que
rememorar puede ayudarnos a fortalecer nuestros vínculos. Recordarás
lo que te une a los demás, lo importante y valioso que eres para ellos y lo significativo que resultó tu apoyo o el suyo para lograr superar ese bache. Nadie estaba tan cerca de esa persona como tú, ¿verdad?
Con todo ello,
dar rienda suelta a nuestros recuerdos puede hacernos mucho bien pero tenemos que poner especial cuidado en que éstos no sirvan para hundirnos más si es que nuestro estado anímico no es bueno. La nostalgia no sólo
nos proporciona bienestar, sino que también
posee un efecto preventivo para protegernos de los pensamientos negativos que nos turban.
Puedes acudir a tus recuerdos para calmar tu mal humor, para relajarte, para sonreír y para darte motivos para seguir creando otros tantos y bonitos recuerdos. Abre tu álbum de fotos y relee viejas cartas, encuentra el lugar que corresponde a tus recuerdos y no dejes que se pierdan en el olvido porque están ahí para hacerte feliz.