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General: los recuerdos
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: IKH@NN@  (Mensaje original) Enviado: 15/11/2014 21:53
 

Un viaje al interior de tus recuerdos

"Disfrutar del pasado es vivir dos veces "
Marcus Valerius Martialis


Hoy estoy aquí para recordarte tu pasado. Te propongo que cierres los ojos y pienses en tu infancia, recuerdes el aroma de la casa de tus abuelos, el olor del cabello de tu madre, los besos de buenas noches de tu padre, las peleas y los juegos con tus hermanos, la intensidad del amor en la adolescencia, la ilusión en la infancia; recuerda algo, lo que quieras, pero siéntelo.

¿Lo has hecho? Ahora estás en disposición de entender que de lo que te vengo a hablar hoy es de la nostalgia… Sentir nostalgia no tiene edad ni cultura, tanto los adultos como los niños lo hacemos y probablemente con mayor frecuencia de lo que creemos.

En realidad esto no es nuevo para nadie porque somos perfectamente conscientes de que de vez en cuando lo hacemos y somos capaces de hacerlo con total naturalidad. Sin embargo, lo que sí que es relevante es la razón por la que recurrimos al anhelo y el efecto que tiene en nosotros…


El pasado es la antesala del futuro

Recrearse en los recuerdos contribuye a serenar el estado de ánimo, elevar nuestra autoestima y fortalecer nuestras relaciones interpersonales. La nostalgia es una fuente de equilibrio y bienestar psíquico. Sí, parece que, aunque en ocasiones suframos por ello, rememorar y sentir intensa y vívidamente esos recuerdos es una manera de mantenernos en forma emocionalmente. Además, la nostalgia nos tiende un puente entre el pasado y el presente, lo cual nos ayuda a percibir la continuidad de nuestro yo y ser conscientes de que compartimos muchas cualidades con la persona que fuimos. La nostalgia produce esa sensación de que el ayer y el hoy se funden en uno…

De todas formas, no siempre la nostalgia ha tenido esta connotación tan variada; si atendemos a la etimología de la propia palabra nos daremos cuenta de que deriva de los términos griegos nóstos (regreso) y álgos (dolor) y, por tanto, en sentido literal describe el dolor que produce el deseo de regresar al pasado. Hoy en día asociamos esto a múltiples conceptos positivos como recordar viejos tiempos felices que nos hacen sonreir.

Es posible que en más de una ocasión te hayas torturado anhelando un tiempo anterior en el que te acompañaba una persona significativa que ya no está a tu lado, pero es probable que cuando recuerdas tu infancia te sientas bien y sonrías para tus adentros. No obstante, quiero aquí hacer un apunte y decirte que un tipo de recuerdos recurrentes que debes dejar a un lado es el de los errores; si te equivocaste no te empeñes en regresar, no tiene mucho sentido para ti y precisamente no te hace sentir bien.

Pero recordar también puede convertirse en algo altamente destructivo para una persona que está muy triste o deprimida. ¿Por qué? Porque experimentará sus recuerdos de forma muy compleja y desatará en sus pensamientos un agravio comparativo que le hará entrar en un bucle infinito. Al contrario de lo que contábamos antes puede hacerle sentir que el pasado está muy lejano y que, en comparación con la persona que fue, ahora es un verdadero desastre. La distancia temporal percibida será la razón por la que estas personas se sientan peor cuando recuerdan algo positivo lo que lo alejará cada vez más de la realidad. Por esta razón, si te sientes triste o sabes de alguien que esté pasando por un mal bache o que “viva en el pasado”, intenta eliminar esa tendencia a recordar “un tiempo feliz”. Con esto quiero decirte que, aunque la intención es buena, puedes hacer mucho daño intentando levantar el ánimo de alguien triste recordándole momentos felices.

Además, como seguramente habrás pensado en alguna ocasión, tendemos a ser más nostálgicos cuando nos sentimos tristes y turbados. Precisamente esto se debe a dos razones, una negativa y otra positiva. La primera es que podemos atender a ese bucle de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, solidificando así la base del sufrimiento y derrotándonos. La segunda, sin embargo, cumple esa función positiva elevando nuestro bienestar si atendemos a los recuerdos que nos den un motivo para realzar nuestro ánimo.

También hemos dicho que rememorar puede ayudarnos a fortalecer nuestros vínculos. Recordarás lo que te une a los demás, lo importante y valioso que eres para ellos y lo significativo que resultó tu apoyo o el suyo para lograr superar ese bache. Nadie estaba tan cerca de esa persona como tú, ¿verdad?

Con todo ello, dar rienda suelta a nuestros recuerdos puede hacernos mucho bien pero tenemos que poner especial cuidado en que éstos no sirvan para hundirnos más si es que nuestro estado anímico no es bueno. La nostalgia no sólo nos proporciona bienestar, sino que también posee un efecto preventivo para protegernos de los pensamientos negativos que nos turban. Puedes acudir a tus recuerdos para calmar tu mal humor, para relajarte, para sonreír y para darte motivos para seguir creando otros tantos y bonitos recuerdos. Abre tu álbum de fotos y relee viejas cartas, encuentra el lugar que corresponde a tus recuerdos y no dejes que se pierdan en el olvido porque están ahí para hacerte feliz.


lamenteesmaraavillosa.com


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Amaly Enviado: 16/11/2014 09:36

andalucia

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

autógrafo

Antonio Machado, 1906

Gracias por tu aportación
Me ha gustado mucho.
Abrazos
Amaly
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ana Laseria Enviado: 17/11/2014 06:15


 
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