El adviento; un tiempo de preparación y espera. Y quién mejor que Maria para enseñarnos como se debe esperar a Jesús. Al referirnos a Ella en estado de espera los cristianos la llamamos “La Virgen de la dulce Espera”, pero como diría el Padre (...)deberíamos llamarla mejor, “La Virgen de la dulce Esperanza”. En efecto, cuando hablamos de espera, hablamos de una acción neutra: esperar la lluvia, por ejemplo, es estar inertes, sin hacer nada por que llueva, solo nos quedamos a la expectativa, aguardando que el clima actúe y venga la lluvia, pero si lo que esperamos es El Salvador del mundo, nuestra espera no puede ser inerte, y por ello se transforma en esperanza. La esperanza es la espera pero con una acción que nos pone a cada uno de los que esperamos como protagonistas de esa espera, ya no somos solo espectadores, hay algo propio que agregamos a la espera. Así debemos vivir el adviento. Por eso la Iglesia nos dice: Tiempo de preparación y espera, o sea, de esperanza. Esta esperanza es la que debe preceder y presidir los días de la navidad. La liturgia de adviento nos presenta durante los primeros domingos la esperanza en la segunda venida del Señor, luego nos va acercando al Misterio de su primera venida en el tercer domingo,para presentarnos el cuarto domingo con el Evangelio de la Anunciación a un Cristo inminente en su venida, ya presente en Maria que lo honra con la dulce esperanza, “guardando todas esas cosas en su corazón” (Lc 2, 51)
D/R
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¡ BUENAS NOCHES A TODOS !
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