Ahora blanco, ahora negro (La inestabilidad emocional)
Es normal que las personas unas veces estemos más alegres o animadas que otras. También es normal sentir enfado cuando las cosas no salen como nos gustarían. En definitiva, las emociones existen por algo, para conseguir nuestros objetivos, para comunicarnos y para sobrevivir.
El problema surge cuando estas emociones dejan de ser adaptativas y las personas que las sienten se dejan llevar de manera excesiva por ellas, llegando a realizar conductas que lo único que hacen es interferir su funcionamiento y su adaptación. Es decir, en vez de solucionar, les crean más problemas.
En psicología, este comportamiento se denomina inestabilidad emocional. La inestabilidad emocional es una característica de la personalidad y quién la sufre cambia constantemente de estado de ánimo sin causa aparente ni razonable.
No toleran las frustraciones, es decir, si algo no va como a ellos les gustaría que fuese, despliegan una serie de respuestas emocionales y conductuales muy intensas y extremas como la ira, la agresividad, ya sea con uno mismo o con los demás, el consumo de drogas, la promiscuidad…
Son personas con baja autoestima, pensamiento dicotómico (o es blanco o es negro), problemas de comunicación y pocos recursos para afrontar las situaciones difíciles de la vida.
Además, son personas muy impulsivas y viscerales, no piensan las consecuencias antes de actuar y luego se encuentran con más problemas de los que tenían que a su vez, tampoco saben gestionar.
Por otro lado, son muy enamoradizos, idealizan a las personas lo que les lleva a ser muy dependientes emocionalmente, cambiando de pareja con relativa frecuencia pues les cuesta mucho estar solos. Comentan estar constantemente con un sentimiento de vacío interior.
Todo esto les acarrea muchos problemas en el área social, laboral, familiar…
La inestabilidad emocional tiene tratamiento, aunque es muy importante que la persona inestable esté muy motivada por cambiar y mejorar. Las personas inestables no cambian de un día para otro, pues tienen muy interiorizado y automatizado los comportamientos que hemos explicado anteriormente, pero con la práctica y las ganas pueden modelar mucho su personalidad.
Algunas técnicas que se emplean en terapia para ayudar a superar la inestabilidad emocional son:
Enfriar la mente
Las personas con inestabilidad emocional se acaloran y reaccionan de manera visceral y explosiva, sin pensar. Es necesario entonces aprender a ver los problemas desde una cierta distancia emocional para poder analizarlo y gestionarlo mejor.
Una manera puede ser distanciándose de la situación, entreteniéndose con cualquier actividad que le produzca placer y que sea sana (No vale emborracharse para olvidar). Salir a pasear con el perro, montar en bici, escuchar música, ver una película a solas…hace que nos entretengamos, despejemos nuestra mente y que nuestro nivel de ira o de malestar baje considerablemente pasado un tiempo.
Solución de problemas
Ausentarse de la situación y calmar la rabia está muy bien, hace que veamos las cosas desde otro prisma, pero no puede quedarse ahí. Toca ahora afrontar la situación problemática. La técnica de solución de problemas es muy fácil de llevar a cabo y nos puede ayudar mucho. Se trata de generar muchas alternativas de solución que no incluyan ni la autoagresión, ni la agresión con los demás, ni otras conductas desadaptativas.
Hemos de dejar claro y entender que ninguna es ventajosa al 100%, pues todas tendrán ventajas e inconvenientes. Una vez tengamos todas las alternativas que se nos han ocurrido, valoramos cada una de ellas con una puntuación. Elegimos una única solución, la que más ventajas tenga y menos inconvenientes y la llevamos a cabo.
Al elegirla, creamos un plan para afrontar aquellos inconvenientes que se puedan generar de la solución elegida, para que no nos pille fuera de juego y reaccionemos mal ante las frustraciones que puedan haber. Lo importante es saber tomar una decisión y no aplazarla, aceptando aquello que no salga como nos gusta.
Diálogo socrático con nosotros mismos
El diálogo socrático es una técnica que consiste en cuestionarnos a nosotros mismos nuestra forma de pensar que, en personas inestables, suele ser errónea, provocándoles un alto malestar. Para llevar a cabo esta técnica primero tenemos que identificar la situación o problema que nos está produciendo emociones intensas y malestar.
Una vez que la hemos identificamos, nos preguntamos qué estamos pensando sobre ella. Pensamientos típicos de estas personas son: “Si ella no me ha llamado es que seguro que se ha olvidado de mi, que no me quiere”. Tras identificar estos pensamientos dañinos, comenzamos a cuestionarlos. Ayuda mucho escribir nuestras preguntas y respuestas en una libreta.
Un ejemplo de cuestionamiento sobre este pensamiento podría ser: ¿Cómo estoy tan seguro de que ella no me quiere?, ¿Qué otras alternativas podrían haber aparte de la que yo pienso?, ¿Estoy sacando conclusiones precipitadas?. Cuando las personas se hacen este cuestionamiento y se responden a sí mismos conforme a la realidad, sus emociones cambian por completo, siendo más adaptativas y calmadas.
Entrenamiento en asertividad
Estas personas, pierden la razón que quizá sí tienen con sus comportamientos y su manera de decir las cosas. Se hace necesario un entrenamiento en asertividad lo que les ayudará mucho con sus problemas de autoestima y de relación. Una de las técnicas de asertividad es la de llegar a acuerdos.
Esta técnica se emplea cuando la persona ve violados sus derechos o está frustrada por algo y necesita expresar su malestar de forma adecuada. Se siguen los siguientes pasos: en primer lugar, valoramos al otro como persona y nos ponemos en su lugar “Entiendo que no ha sido tu intención”, expresamos entonces la verdadera causa de nuestro malestar pero sin juzgar a la persona, pues las personas se equivocan y es necesario diferenciar a las personas de sus comportamientos “Yo me he sentido mal porque, aunque se que has actuado así sin querer….”
Tras expresar nuestro malestar, proponemos una solución para que no vuelva a ocurrir teniendo en cuenta también las propuestas del otro o sus opiniones, de esta manera negociamos y llegamos a un acuerdo. No hace falta gritar, ni pelear, ni insultar…Esto generaría más problemas y no llegaríamos nunca a la solución.
Simple, pero difícil. Aquí la práctica juega un papel importantísimo si quieres salir de esa prisión emocional en la que te encuentras. Permítete ser libre y que las emociones no controlen tu vida.
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