Junto a ti al caer de la tarde y cansados de nuestra labor, te ofrecemos, con todos los hombres, el trabajo, el descanso, el amor.
Con la noche las sombras nos cercan y regresa la alondra a su hogar; nuestro hogar son tus manos, ¡oh Padre!, y tu amor nuestro nido será.
Cuando al fin nos recoja tu mano para hacernos gozar de tu paz, reunidos en torno a tu mesa, nos darás la perfecta hermandad.
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