Una pareja perdida
Iban los dos vestidos con descaro minifalda, melenas cogidos de la mano, tan jóvenes que casi daban miedo, tan absortos en un cero que, aunque no se veían, les unía absolutos algo fieramente puro. Iban a cualquier parte cogidos de la mano. Se amaban sin tristeza, ni alegría, ni nada. Y a veces se miraban, pero no se veían. Y luego se sentaban en un banco cualquiera. Pero no se veían. Ella era muy bonita; parecía aturdida; él, feroz y esmirriado. No hablaban. No tenían ya nada que decirse. Ya no se deseaban. Pero seguían juntos, cogidos de la mano, frente a algo que espantaba.
Mientras el transistor seguía sonando.
Gabriel Celaya
Poeta Gipuzkoano
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