Cabeza a pájaros
El caballero Marcenac vino a verme al final del día con más blancura en la cabeza llena de pájaros aún.
Tiene palomas amarillas adentro de su noble cráneo, estas palomas le circulan durmiendo en el anfiteatro de su palomar cerebelo, y luego el ibis escarlata pasea sobre su frente una ballesta ensangrentada.
Ay qué opulento privilegio!
Llevar perdices, codornices, proteger faisanes vistosos plumajes de oro que rehúyen la terrenal cohetería, pero además gorriones, aves azules, alondras, canarios, y carpinteros, pechirrrojos, bulbules, diucas, ruiseñores.
Adentro de su clara cabeza que el tiempo ha cubierto de luz el caballero Marcenac con su celeste pajarera va por las calles. Y de pronto la gente cree haber oído súbitos cánticos salvajes o trinos del amanecer, pero como él no lo sabe sigue su paso transeúnte y por donde pasa lo siguen pálidos ojos asustados.
El caballero Marcenac ya se ha dormido en Saint Denis: hay un gran silencio en su casa porque reposa su cabeza.
Pablo Neruda |