No es lo que te pasa, es como lo piensas
Los pensamientos negativos pueden ser muy nocivos para uno mismo. Los acontecimientos traumáticos no nos afectan tanto por los hechos ocurridos como por el estrés y la ansiedad que genera la culpabilidad. Controlar nuestros pensamientos es la clave para salir adelante y avanzar sin la carga de la culpa.
Un estudio realizado en 2013 con más de 30.000 sujetos reveló que insistir en los eventos negativos de la vida puede ser el desencadente principal de algunos de los problemas de salud mental actuales más comunes, especialmente por la culpa que generan estos eventos.
Los resultados indicaron que no es lo que nos sucede lo que importa, sino la forma en que pensamos acerca de lo que da forma a nuestro bienestar psicológico. En este sentido, actuar sobre nuestros pensamientos nos ayudará a limitar estos sentimientos de culpa con los que nos castigamos a nosotros mismos.
“Si bien sabemos que la genética de una persona y las circunstancias de su vida influyen los problemas de salud mental, los resultados de este estudio mostraron que los acontecimientos traumáticos de la vida son la principal razón por los que las personas sufren de ansiedad y depresión. Sin embargo, la forma en que una persona piensa, y se ocupa de los acontecimientos estresantes, es un indicador del nivel de estrés y ansiedad que sienten“, dijo el investigador principal, Peter Kinderman.
Mientras que la auto-reflexión puede ser un ingrediente clave para vivir una vida consciente y feliz, estos nuevos hallazgos demuestran que la rumiación o el hecho de darle vueltas a los aspectos negativos de nuestra vida y nuestro pasado no es bueno para nosotros.
Por lo tanto, mientras que la auto-comprensión como es un medio para superar las luchas personales, también es necesario hacer un ejercicio de auto-compasión, y no convertirnos en enemigos de nosotros mismos.
En este sentido, superar a nuestro crítico interior nos ayudará a desterrar la culpa y el auto-desprecio por lo que nos ocurrió, lo que hicimos o lo que dejamos de hacer, con lo que nos daremos la oportunidad de pensar en positivo sobre lo que todavía tenemos por delante, así como de apoyarnos en lo bueno que hemos hecho y en los valores y actitudes que nos hacen más fuertes.
Para vencer estos pensamiento negativos autodestructivos es importante empezar por aprender a diferenciarlos y reconocerlos, así como identificar en qué momentos surgen esos pensamientos. De esta manera, podremos empezar a filtrarlos, a evadirlos e incluso a enfrentarnos a ellos con una respuesta tajante y tolerancia cero.
Por otra parte, cuando nos encontramos pensando en negativo, cuando recordamos cosas que nos afectan negativamente, es mucho mejor dejar de darles vueltas, dejar de rumiar eso que ha ocurrido. Es mucho más efectivo cortar en ese momento con esos pensamientos, pensar en otra cosa.
Según las conclusiones derivadas de diversos estudios, las intervenciones cognitivo-conductuales pueden ser eficaces para reducir la preocupación. En este sentido, diversos estudios han comprobado que los tratamientos en los que se anima a los participantes a cambiar su estilo de pensamiento o a cambiar la respuesta emocional de rumiar y darle vueltas a las cosas y preocuparse tanto por ellas se obtienen resultados positivos.
Otras investigaciones han indicado que la auto-compasión se asocia con una mayor capacidad de recuperación emocional, con un comportamiento relación con uno mismo más solidario, ya que la auto-compasión se basa en un sentido básico de la propia dignidad como ser humano.
Por lo tanto, empezar a desterrar los pensamientos negativos requiere tomar conciencia de no escuchar a estos pensamientos, cultivar la auto-compasión y actuar en contra de las directrices que nos marca nuestro crítico interior.
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