Cuando no hay acuerdo en nuestro diálogo interior
“Una copa más no es un problema”, “que mal me veo”, “¿cómo podré superar este examen?”, “Estoy cansado de las peticiones constantes de mi pareja”. Todas estas frases que pueden ser dichas en voz alta, también se alojan en el llamado “diálogo interno” o “voz interior”.
En la mayoría de los casos, esa conversación con nosotros mismos no es positiva ni correcta. Esto se debe a que somos nuestros peores saboteadores o dicho de otra manera, somos los más duros con nuestros errores. Ponemos la atención sobre nuestros defectos y no las sobre nuestras virtudes o sobre las acciones que sí tienen un resultado positivo.
Es por esta razón que nuestros diálogos internos están basados en el “no”, el “nunca”, el “imposible”; también en adjetivos (des)calificativos que no nos hacen bien, tales como “feo”, “obesa”, “poco inteligente”, etc.
Con cada frase negativa en nuestra charla, estamos reforzando ese hábito. Se forma así un círculo vicioso, una bola de nieve que no para de crecer. Es cada vez más difícil decirnos algo bonito cuando estamos acostumbrados a recibir quejas, críticas y malos pensamientos.
¿Sabías que una persona puede ser adicta a la negatividad? Existe un gran grupo de seres humanos que hacen de la queja una forma de vida y contagian esa actitud a los demás. Así como podemos ser propensos a caer en las garras del alcohol, las drogas, el cigarrillo o el juego, también es posible que terminemos padeciendo una adicción al diálogo interno perjudicial.
La vocecilla que está alojada en nuestra mente y nos habla contínuamente (algunos indican que es la consciencia, otros que se trata de un ángel o un diablo y están los que creen que es la culpa) no tiene por qué ser mala ni negativa. Todo depende de nosotros.
¿Cómo silenciar a nuestra voz interior?
Esta pregunta es algo errónea o imprecisa porque en realidad no debemos silenciar este diálogo, sino mejorarlo. La idea es entender cómo esta especie de “voz de conciencia” puede ayudar a superarnos, a ser mejores personas, a no claudicar, a tener confianza en lo que hacemos, a no dejarnos amedrentar por los demás, etc.
Un buen punto de partida para que la voz interna no sea perjudicial es manejar los parámetros con los que nos juzgamos. Así, si acabamos de empezar a estudiar un idioma sería absurdo compara nuestro desempeño con el de una persona nativa igual que si acabamos de empezar a hacer ejercicio no nos podemos compara con la persona que lleva muchos años haciéndolo.
Parece algo imposible de lograr, pero no es así. Ser conscientes de lo que nos dice el diálogo interno y saber en qué momento detenerlo es vital. Si empiezas a escuchar que las palabras negativas aparecen, haz lo posible para transformar esas energías malas en algo bueno.
Podemos participar de nuestra charla inteior
Es posible superar la auto conversación que te limita y no te permite alcanzar el éxito con una “contra respuesta”. Por ejemplo, si al mirarte en el espejo la voz dice: “parece que deberías hacer dieta, estás un poco excedida de peso”, responde (convencida de ello), “estoy feliz con el cuerpo que tengo, no necesito matarme de hambre para ser igual que una modelo de la televisión”.
Cambia la charla interna y toma el control de tu vida y tus pensamientos. Piensa que el interlocutor eres tú mismo y que por algo estás teniendo ese tipo de conversaciones. En el caso del ejemplo anterior ¿Por qué te cuesta aceptar la figura que tienes? ¿Crees que no le gustarás a nadie? ¿Te comparas constantemente con los “modelos impuestos por la sociedad”? Si empiezas a trabajar en cambiar tus pensamientos sobre lo que sientes, será más fácil que el diálogo interior cambie.
Si te aceptas y te quieres tal cuál eres, no le estarás dando lugar a la voz de la consciencia para que hable. Y si lo hace, tendrás las herramientas suficientes como para acallar ese pensamiento que no suma, sino que resta en tu calidad de vida.
Si has de bajar de peso por una cuestión de salud o mismo de estética, es bueno que empieces a hacer algo al respecto, no que te quedes mirándote al espejo y sufriendo por la situación. No pierdas el control de tu vida, sé inteligente y no permitas que los malos pensamientos te tiren abajo tus esperanzas y esfuerzos.
Practica para que la charla negativa no sea importante, sino que se trate de algo banal. ¿Cómo? No desaproveches la oportunidad de decirte cosas lindas o de felicitarte por tus logros. Así, los malos pensamientos no tendrán un lugar en tu mente.
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