¿Infelices para siempre?
“La búsqueda de la felicidad es una de las principales fuentes de infelicidad.“
(Eric Hoffer)
Uno de los objetivos que tiene el ser humano, el más importante si cabe, es lograr ser feliz. ¿Por qué? Porque ser feliz implica calma, paz, alegría… Pero curiosamente, esto resulta muy difícil de conseguir.
Buscamos una estabilidad económica, una vida sin preocupaciones, amigos de verdad, la familia perfecta. Y si obtenemos todo esto ¿qué? ¿Seremos ya felices? La respuesta es: NO.
¿Por qué algunas personas afortunadas son infelices? ¿Por qué a pesar de tenerlo todo no logran liberarse de esta infelicidad?
Vamos a descubrir qué es lo que ocurre.
La necesidad de poseer
Aunque lo tengamos todo, siempre nos faltará algo. ¿Por qué pensamos en aquello que no tenemos? ¿por qué no no conformarnos con lo que tenemos ahora?
Las personas siempre anhelan tener una casa más grande, un trabajo mejor con mayor sueldo… Desear no es malo, pero deberíamos estar conformes con lo que tenemos en este momento. ¿Quién nos garantiza que tener un sofá nuevo nos haga felices? ¿Por qué no podemos conformarnos con lo que tenemos?
La sociedad nos ha inculcado que vivir de forma acomodada y sin preocupaciones es algo ideal. Si es así ¿por qué los que tienen menos que nosotros muchas veces son más felices? Pensemos un momento…
Siempre el futuro, nunca el presente
Cuando pensamos en la felicidad parece que es un objetivo como avanzar en el trabajo, irse de viaje… y no. La felicidad no es un objetivo, es más ¿te has parado a pensar si el motivo de tu infelicidad es pensar en buscar la felicidad? ¿Te das cuenta de que probablemente ya seas feliz y no estés siendo consciente de ello?
Buscamos una felicidad ficticia, una felicidad que ya tenemos. Eso nos hace infelices. ¡Estás buscando algo que ya tienes! Resulta irónico.
Los cambios llevan a la felicidad
Cuántas veces nos hemos sentido frustrados por estar rodeados de personas negativas, tóxicas… Abundan sí, y nosotros no paramos de pensar en cómo deberían actuar de otra manera.
De igual forma, pensamos en cambiar situaciones ya sean familiares o laborales. No nos encontramos a gusto y soñamos con cambiar eso que nos está provocando infelicidad.
Preguntémonos de nuevo: ¿realmente es la situación la que te provoca infelicidad o eres tú mismo? Hay cosas que no están de tu mano cambiar.
¿Crees que puedes cambiar a una persona? No estás en un juego de simulación de la realidad, esto es la vida real. ¿Cuál es la solución, entonces, para que la infelicidad no nos lleve por el camino de la amargura? Aceptar.
Sí, tan simple como eso. Acepta que las personas son como son y que hay situaciones de toda índole, y tú no puedes hacer nada. Si te incomoda una persona o una situación ¡aléjate! Es tan simple como eso. Por mucho que lo pienses no vas a poder cambiar nada.
El cumplimiento de los deseos
Creemos que si conseguimos todo lo que deseamos seremos felices. Pero ¡qué equivocados estamos! Como ya mencionábamos al principio, nuestros deseos pueden o no cumplirse ¿quién nos lo garantiza? Muchas veces es cuestión de suerte o azar.
No debemos obsesionarnos por cumplir todo lo que queremos. Hay varios factores que influyen y tampoco sabemos si alcanzando nuestros deseos, seremos realmente felices. ¿Lo seremos? Os pongo un ejemplo.
Las personas creen que si les tocase la lotería serían más felices y tendrían una vida más dichosa. Esto lo decimos las personas a las que nunca nos ha tocado la lotería, pero la opinión de la gente beneficiada es muy diferente. ¡Cuántas personas han visto destrozadas sus vidas! ¡Cuántas se han endeudado cuando antes no lo estaban! Muchas de ellas lamentan haber tenido la desdicha de haber ganado tanto dinero ¿Quién nos garantiza que nosotros hubiésemos actuado mejor?
Y después de esto ¿te consideras una persona infeliz? La felicidad reside en las pequeñas cosas de nuestro día a día. No es necesario tener un momento de máxima felicidad para ser felices.
¡No malgastes tu tiempo buscando una felicidad que probablemente ya tienes!
lamenteesmaravillosa.com