"Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre."
Juan, 10,11-18
Comentario personal:
Situar esa parábola en nuestro mundo actual puede parecer desfasada (salvo quizás para los sectores agrícolas y pastoriles.) Jesús vivió en esa época, entre lo rural y lo marino,y tomó ejemplos de su entorno y de la naturaleza.Su sensibilidad exquisita por todo lo que le rodeaba le hizo percibir al trato de los pastores con sus rebaños.Un trato de amor y entrega por sus ovejas.Las conocía todas por sus nombres...
Esta anecdota mia lo explica porque lo he visto: Cuando viví en el Pirineo, tuve un día el encargo de alguien de ir a buscar una oveja del rebaño de un conocido.Las ovejas pastaban desperdigadas...El pastor, silvó y la llamó por su nombre: "¡ Nana !" Y vi a la oveja subir por el prado a la llamada de su pastor !!! ...
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Jesús sabía lo que decía para ser comprendido de su entorno.
¡ Bendito sea !
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Quetal
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