El arte como cura del alma
“Amad al arte por sí y entonces todo lo demás se os dará por añadidura”. (Oscar Wilde)
El arte me ha servido de mucho… He aprendido tantas cosas a través de él, he vivido experiencias tan únicas con su sola compañía…
A través del arte he sentido que conectaba con el mundo, con el artista, con la humanidad… es como si un hilo invisible nos uniera, aunque miles de kilómetros nos separaran de otras personas…
A través del arte, he entendido que los sentimientos son universales y que todos experimentamos lo que es el amor, la tristeza, la alegría, la vergüenza etc., estemos dónde estemos, seamos quiénes seamos… Solo que a cada uno de nosotros se lo despierta un tipo de estímulo diferente. Y que todos estos sentimientos y emociones, podemos encontrarlos y sentirlos a través de una obra.
El arte ha sido mi bálsamo y mi refugio en muchos momentos en los que pensaba que el ser humano estaba repleto de imperfecciones, y que nadie ni nada merecía realmente la pena; era entonces cuando me iba a un museo a contemplar obras, y era en esos momentos cuando sentía una especie de «Síndrome Stendhal» que me aliviaba el dolor…
De hecho, me hubiera encantado tener dotes de artista, poder expresarme a través de un cuadro, una escultura o una poesía, porque pienso que debe ser una sensación maravillosa y única. Aunque al menos, me conforma saber que tengo la capacidad de amarlo y disfrutar de él, incluso si me pongo, de crear “mi arte”, aquel que me sirva para expresarme…
Estas palabras, podrían ser el testimonio de cualquier persona amante del arte y nos sirven de introducción a un interesante trabajo, que fue presentado hace unos años por un grupo de investigadores noruegos encabezado por Koenraad Cuypers.
El estudio fue llevado a cabo con casi 51.000 personas y publicado en el «Journal of Epidemiology and Community helt».
Según Cuypers y su equipo, pintar, escribir, acudir a una exposición o tocar un instrumento musical, hace que seamos más felices y estemos más saludables.
Una de las conclusiones más curiosas del estudio revela que mientras los hombres son más felices y tienen mejor salud consumiendo cultura, que siendo ellos los creadores; en el caso de las mujeres, ocurre lo contrario: la creatividad, el ser ellas las que realicen la actividad les satisface más, que la contemplación o el consumo de arte.
En este punto, y teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad en la que la depresión y la ansiedad están a la orden del día, no estaría nada mal que cuando tuviésemos que acudir al médico en busca de nuestro prozac o nuestros ansiolíticos, éste nos hiciera varias sugerencias o recomendaciones como acompañamiento a nuestro tratamiento, tales como:
“Le voy a bajar la dosis y de paso, le recomiendo las últimas exposiciones que hay en la ciudad; yo he visto ésta y ésta y están realmente bien” o “le recomiendo el libro de poesías de…” o “acuda a la danza del vientre, han puesto esta actividad ahora en el barrio” …
¿Qué pensáis vosotros?
¿Para qué sirve el Arte?
-Exteriorizar las frustraciones y emociones reprimidas.
-La danza por ejemplo, sirve especialmente para personas con trastornos alimenticios ya que les permite mirarse constantemente en el espejo para controlar todos los movimientos de su cuerpo y por lo tanto, les ayuda a la autoaceptación personal.
-La música es capaz de calmar algunas dolencias, teniendo propiedades relajantes y tranquilizadoras.
-La pintura y la escultura ayudan a calmar la ansiedad, el estrés y los miedos.
-El teatro, es especialmente recomendable en personas con problemas de autoestima porque potencia la confianza en uno mismo.
-La fotografía está indicada para personas con alguno de los problemas anteriormente citados, pero que son especialmente pasivas.
Lo importante, es que la persona se sienta a gusto con la actividad que está realizando, y no incómodo o forzado. Además, el arte nos ayudará a conocer y explotar nuestra parte creativa, desarrollando nuestro potencial y auto-conocimiento, facilitándonos nuestra expresión y comunicación.
¡Anímate y descubre el arte!
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