Si la oportunidad no toca, construye una puerta
En la vida, si algo es cierto es que si queremos conseguir nuestros sueños u objetivos, tendremos que salir a buscarlos y no cejar en nuestro empeño.
Las oportunidades si no salimos a su encuentro, pasarán de largo, a veces por delante nuestra, a veces a miles de kilómetros de distancia… pero lo que sí está claro es que no estarán esperándonos.
A menudo, nos lamentamos de que no vivimos la vida que habíamos pensado, no trabajamos en lo que queremos o que no se nos presenta la oportunidad que imaginábamos, pero ¿realmente has colaborado para que lo que tú pretendías o querías, sucediera?
Y no hablo de que hayas invertido una tarde o un día, sino de haber invertido tu tiempo, tu esfuerzo, tus ganas, tu empeño y tu constancia.
Las recetas rápidas para estas cuestiones no suelen funcionar, se requiere la conjunción de ingredientes como las actitudes y las aptitudes, con condimentos como la persistencia y la pasión por lo que hacemos, sumado a la improvisación de ingredientes como la búsqueda de alternativas y la tolerancia a la frustración.
Una oportunidad, la mayoría de las veces, se crea y se construye. Mejor dicho la creas y la construyes… Tan solo tienes que tener claro qué quieres en tu vida y dirigirte hacía ello.
Formula tu objetivo, concreto y sencillo; si éste es muy general, determina cuáles son los objetivos específicos que te harán llegar a tu meta, siempre de manera positiva. Pero sé consciente de que es un proceso.
Y como en todo proceso, tendrás que arriesgarte. Seguro que puedes recurrir a alguna experiencia pasada en la que hayas conseguido algo para comprenderlo y apoyarte, aunque fueras más pequeño o de alguien que te sirva de ejemplo.
Y ten en cuenta que todo riesgo requiere la responsabilidad de hacerse cargo de tus decisiones y sobre todo, de cómo te sientes en el recorrido. Basta ya de culpar a otros o a las circunstancias y ten valor para coger las riendas de tu vida.
Habrá obstáculos y miedos, imprevistos y desengaños, incluso ocasiones en las que prefieras tirar la toalla, pero en eso consiste un proceso, en la sucesión de momentos o etapas, donde la fluctuación de cómo te sientes es determinante.
A mí, me gusta recordar aquella frase de la película Hacia rutas salvajes en la que el protagonista menciona que en la vida, no es tan importante ser fuerte como sentirse fuerte.
¡Siente que puedes, que eres capaz y ve a por ello!
Y aunque a veces creas haber empleado los recursos o las habilidades adecuadas, o incluso la alternativa correcta, puede que te confundas. Tan solo lo advertirás una vez en el camino…
Cada crisis, cada confusión o cada fallo es una oportunidad para resurgir.
No temas, la posibilidad de rectificar y aprender de tu error, es lo que te dará experiencia para estar más cerca de lo que quieres y en general, de ti mismo.
Porque cuando nos dirigimos hacia la realización de un sueño o de una meta, el camino es externo pero también interno. Nos otorga la oportunidad de conocernos y profundizar en lo más recóndito de nuestra esencia, y eso, es grandeza.
Por lo tanto, cuando quieras algo, búscalo, abre todas las posibilidades y construye todas las puertas que necesites para seguir avanzando.
Tú eliges los materiales, la forma, los colores y la amplitud de la cerradura, para luego, encontrar la llave que te lleve hacia aquello que querías a través de tu puerta. En definitiva, tú eliges tu actitud ante la construcción de tu puerta y de transitar su camino. Sé constante, persistente y lucha.
Pues, ya lo decía Machado, Caminante no hay camino se hace camino al andar…
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