“El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse. El amor en cambio, es un eterno insatisfecho”.
José Ortega y Gasset
Como bien decía el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset, el amor es un eterno insatisfecho a diferencia del deseo que muere al satisfacerse. El claro ejemplo está en que en todas las épocas el ser humano se ha interesado por el amor. Lo hemos hecho siempre protagonista de nuestras vidas.
El ser humano se mueve a través del amor, todo lo que hace ya sea bueno o malo está bajo el influjo de este sentimiento, que nos atrapa y nos transforma, motivando deseos, pensamientos y todo tipo de actos.
“Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado”
William Shakespeare
Diferencia entre amor y deseo
Para conocer mejor lo que es el amor resulta fundamental separar este sentimiento del deseo. Esta aclaración es importante ya que en muchas ocasiones confundimos una cosa con la otra, deseando cuando creemos estar amando.
La principal característica del deseo es la tendencia que tiene hacia la posesión, todo aquello que se desea es susceptible de que se quiera poseer, que forme parte de nosotros.
Una vez que forma parte de nosotros aquello que deseamos, muere automáticamente al conseguirlo; como dice Ortega y Gasset: fenece al satisfacerse. Esto es debido al carácter pasivo que tiene el deseo.
El deseo florece; la posesión lo marchita todo.
Marcel Proust
Con la pretensión del deseo se espera que aquello que deseamos gravite en torno a nosotros, y por ende venga hacia nosotros. Como cuando utilizamos la estrategia de dar con la intención de obtener.
La característica principal del amor es la que nos aporta Ortega y Gasset, quien dice que el amor es un sentimiento eternamente insatisfecho. La persona que ama es capaz de salir de sí misma para gravitar en torno al sujeto que ama, es un acto que ya no sería pasivo, sino más bien activo. En beneficio de ir hacia el ser amado y estar en él.
San Agustín declaraba lo siguiente: Amor meus, pondus meum; illo feror, quocumque feror, o lo que es lo mismo: “Mi amor es mi peso; por él voy dondequiera que voy”.
Estas son las características que tendría el amor en una persona que ama según José Ortega y Gasset:
- La dirección del movimiento es centrífuga, va desde el sujeto hacia lo que ama, en cambio el deseo es centrípeto, puesto que va desde lo que se desea hacia quien lo desea. Este movimiento al cual se refiere no es físico sino más bien del alma.
- Podemos saber que estamos amando a algo o a alguien, cuando nos damos cuenta de que nuestra alegría proviene de ese algo o alguien.
- El amor también es triste y mortal, el amor se calcula a sí mismo a través del dolor y sufrimiento de que es capaz.
- Se prolonga en el tiempo: no se ama en serie de instantes súbitos, de puntos que se encienden y apagan como la chispa de la magneto, sino que se está amando lo amado con continuidad.
- Todo amor atraviesa etapas de diversa temperatura y sutilmente el lenguaje usual habla de amores que se enfrían, y el enamorado se queja de la tibieza o la frialdad de la amada.
- El amor se afana en torno a lo amado. El deseo goza de lo deseado, recibe de él complacencia, pero no ofrenda; no regala, no pone nada por sí.
- El amor actúa constantemente envolviendo lo amado en una atmósfera favorable, y es, de cerca o de lejos, caricia, halago, corroboración, mimo, en suma.
- No es por sí mismo unión física, ni siquiera proximidad, estamos con el ser amado de una forma simbólica, nuestra alma parece dilatarse fabulosamente, salvar las distancias, y esté donde esté, sentimos una esencial reunión con él.
El amor sigue siendo un sentimiento que despierta el interés de todas las personas, con la pretensión de conocerlo y comprenderlo se escriben libros, poemas, canciones, se realizan bellas creaciones en torno a él. Esto seguirá siendo así a pesar de que el amor solo entiende de sentimiento, de vivencia y experiencia.
Seguiremos inmersos en el vaivén de emociones generadas a través del amor, siendo para cada cual lo más extraordinario, lo más hermoso. Siendo el acto más generoso que del hombre puede emanar. Cada persona lo vive de una manera, lo aprovecha y disfruta dentro de su peculiaridad.
Pero no cabe duda que el acto de amar es lo más digno que puede vivir una persona, y por ello, por el hecho de poder vivirlo y sentirlo se ha de poder considerar la persona más afortunada, incluso aun sin haber correspondencia de la persona amada, porque el amor a pesar de estar dolido y frustrado seguirá creciendo en cada uno de nosotros como un eterno insatisfecho.
Bibliografía consultada:
Gasset, J. O. (1959). Estudios sobre el amor. Revista de Occidente.
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