La virtud de mantener una mente abierta
Ocurre con mucha frecuencia. En nuestro día a día, nos encontramos con ese tipo de personas que se mantienen firmes en sus esquemas de pensamiento, amigos cercanos incluso, reacios a emprender cambios, a arriesgarse a escuchar incluso opiniones diferentes a la voz propia por creer que todo lo que se aleja de sus patrones de percepción, es caer en el error y el desatino.
Nuestra sociedad hospeda una gran cantidad de mentes cuadradas que han puesto un cerrojo a su cerebros, negando la apertura mental y escudándose en lo conocido, en lo esperable. Son mentes inflexibles que perviven en la rutina y se niegan a abrirse a nuevas opciones.
Estamos seguros de que también tú conoces a personas con este perfil de pensamiento y de personalidad. Lo complejo llega cuando son familiares, amigos, compañeros de trabajo con los que hemos de relacionarnos cada día, para ser conscientes de la gran cantidad de muros que habitan en ellos, y lo difícil que es convivir con este tipo de personas.
No obstante, debes tenerlo claro. No te dejes influenciar, no permitas que te “inoculen” el virus de la inflexibilidad, de la negación, de la férrea rutina que se niega a los cambios por miedo a desestabilizarse. Una mente abierta es un arma de poder que debemos saber desarrollar.
Estrategias para mantener una mente abierta
Hay algo que vale la pena tener en cuenta. Es posible que pienses que tú mismo eres el ejemplo de una persona que sabe mantener la apertura mental, que te has alejado de ese molde que esculpe esos cerebros geométricos embebidos en sus propios intereses, en su miedo a los cambios.
No obstante, en cierta manera todos nosotros tenemos alguna que otra esquina que no se ha doblegado por completo a dicha apertura. Todos tenemos algún “pequeño” miedo y disponemos de una reducida “zona de confort” de la que nos es muy difícil salir así como así. ¿Eres capaz por ejemplo de aceptar opiniones diferentes a la tuya? ¿Piensas que tus principios, tus opiniones y creencias son siempre las verdaderas?
Para que profundices un poco más en estos aspectos, te invitamos ahora a que tengas en cuenta todas estas dimensiones que nos ayudan a mantener una mente abierta.
1. Cuestiona lo que te rodea
No se trata de dudar de todo lo que vemos o hacemos. Se trataría más bien de no dar las cosas siempre por sentado aceptando que “todo es como debe ser”. Es muy posible por ejemplo que en tu trabajo, existan muchos aspectos que deban mejorarse, es más, puede que hasta tú mismo puedas potenciar tus habilidades para crecer profesionalmente.
Es posible incluso que esa persona que tanto admiras, no siempre tenga razón, y puede también que muchas de las cosas que lees cada día, tengan otros matices a tener en cuenta. Sé un poco más crítico en todo lo que te rodea.
2. Acepta lo desconocido, admite lo inesperado
El miedo es el mayor arquitecto de barreras que puedas encontrar en tu vida. Es él quien te impide descubrir nuevas opciones, nuevos caminos que podrían llevarte hacia una satisfacción personal más elevada. ¿Por qué no aceptar todo aquello que llega sin avisar? ¿Por qué no darle una oportunidad a lo imprevisto?
Pocas cosas envejecen tanto como el miedo o la cobardía. Las puertas que nos cerramos por temor a lo imprevisto, son espejos donde el día de mañana dejaremos nuestros lamentos y arrepentimientos.
3. Obtén inspiración de todo lo que te rodea, hasta de tus enemigos
Lo creas o no, las personas podemos obtener un gran aprendizaje hasta de aquello que nos hace daño. Una mente abierta es la que escucha todas las opiniones y la que no vuelve el rostro para huir.
Puede que tengas en frente a alguien acostumbrado a lastimar a los demás, a engañar y a someter, no obstante, conociendo también estos patrones de comportamiento aprendemos más de ellos “para saber lo que NO queremos ser”, para comprender “de qué hemos de alejarnos y qué es lo que queremos para nosotros mismos“.
Intenta sacar siempre algo bueno de toda situación que experimentes cada día, una mente abierta no se ancla únicamente en las cosas negativas, en la lluvia de hoy, en el error cometido o en ese “no” que obtuvimos como respuesta.
La vida no se estanca en los fracasos o en las pérdidas, si nos permitimos el honor de reconocer los errores para aprender de ellos, estaremos poniendo en marcha los engranajes para el cambio, para la mejora. Es cuestión de ser un poco más flexibles y de modificar nuestras perspectivas hacia el positivismo y la superación.
La vida es una inspiración continua que atender con los ojos abiertos, atiende tu exterior y confronta tu interior, solo de esta forma alcanzarás un verdadero conocimiento de las cosas. No tengas miedo a equivocarte, y, sencillamente, atrévete a vivir con una mente abierta.
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