De ti aprendí: que se puede fingir, algo que no se siente, que se puede herir con la más lenta caricia, que aún después de amar tanto puede fácilmente: llegar el olvido.
De ti aprendí: que un te amo, no siempre es sincero y que aún el más gran amor no siempre es duradero...
Entendí al por mayor que aún después de todo, no te guardo rencor pues sé a ciencia cierta que en ti, nunca hubo amor...
Y hoy me despido con este verso de corazón, que dedico a tu pensar y sentir pues cuando leas estas líneas estaré ya lejos tu memoria en brazos del olvido…
Arrullado por el canto del tiempo y pidiéndole a Dios: Te haga el ser más feliz de toda esta novela que llamamos: ¡Vida!
Colaboración de Sofoke México
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