Algunos le consideran el mejor escritor que las letras han contemplado. Sin entrar en este debate comparativo, sí podemos decir que es una de esas personas que ha quedado inmortalizada en la historia por el sello de su obra.
Nació en el seno de una familia acomodada, fue el tercero dentro de una saga de ocho hermanos y los datos apuntan a que, sorprendentemente, abandonó la formación académica a una edad muy temprana.
Nuria Espert, una de las actrices que más papeles ha interpretado de este gran hombre, afirma de él que “tiene que haber sido alguien muy culto, muy viajado, muy vivido, con mucho sentido del humor, con pasión, conocimientos de filosofía, un poeta.
Es curioso que todas las hipótesis que se han formulado sobre su personalidad parecen plausibles y, a la vez, ninguna satisface del todo. En fin, también parece imposible que la Capilla Sixtina la pintara un único Miguel Ángel y no una veintena.
Recuerdo que con Robert Lepage hablábamos de ello. Mientras él argumentaba y argumentaba, yo pensaba ‘y en el fondo qué más da, ahí está Shakespeare y no te lo acabas’, y eso es lo que cuenta, nunca lo agotaremos”.
De él también afirma que su gran victoria es haber trascendido más allá del escenario y el público y haber llegado a la propia calle. “Su gran victoria sobre el tiempo y el espacio: llegar a todo el mundo, a la gente de la calle”.
Se dice que se casó con una mujer bastante mayor que él, ya embarazada y que no dejó más descendientes que sus obras. Concretamente, se le atribuyen 37 obras teatrales y 154 sonetos. Él mismo representó sus obras frente a la reina Elizabeth I y probablemente Macbeth sea una de las obras más representadas y estudiadas de la historia.
Sus obras están cargadas de muertes y para la propia ordenó poner un epitafio en su tumba que expresara una maldición sobre las personas que se atrevieran a molestar sus restos.
Pero bueno, vamos con sus frases que, sin duda, son mucho más ilustradoras que los datos que conocemos de su vida; ya que para ser un personaje tan relevante son más bien pocos.
Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado
Cuántas palabras se le han dedicado al amor y se le seguirán dedicando, es uno de esos sentimientos universales que nunca alcanzaran una definición más completa que la propia experimentación del mismo.
Parece que todos estamos de acuerdo en que la locura es uno de los ingredientes de la pócima. Una pérdida de cordura que se encuentra en la etapa más profunda del enamoramiento y que expande sus cenizas a lo largo del tiempo que dura el sentimiento, con más o menos pasión. Otra frase memorable de Shakespeare en este sentido: “El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen”.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho
El lamento es una rara extrañeza, un intento de reparación del yo que aparece también en las ocasiones en las que hemos causado daño externo. El lamento, por inútil más allá del instante en el que se reconoce la responsabilidad, puede ser una gran barrera para intentar reparar aquello contra lo que hemos atentado.
En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber
Esta frase es un baño de realidad, el reconocimiento de que la verdad constante y cruda no es más sana que las mentiras que no cesan.
Por un lado está la realidad y, por otro, la evidencia de que no vivimos en el mundo, sino en el esquema de este que conocemos.
De lo que tengo miedo es de tu miedo
El miedo, como toda emoción es un factor motivador, elicitador de acciones que no son razonadas y que muchas veces lo que hacen es aumentar el sentimiento original idealizando negativamente la fuente de temor.
Un persona que no se alimenta de sus sueños envejece pronto
Dicen que la amargura es la mejor pintora de arrugas desagradables. Tampoco son malas artistas la desesperanza, la impotencia o la indiferencia. Así, alimentar nuestros sueños es alimentar el alma, la pasión, nuestra vida.
Ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser una persona escogida entre diez mil.
La honradez entendida como un valor que cuesta, por el que para ponerlo en práctica y por el que tenemos que pagar un precio. Destapar una herida, echarle alcohol y que escueza. La honradez admirada escuece, pero evita amputaciones.
Me atreveré a todo lo que pueda hacer una persona. Quien se atreva a más es insensato.
Aunque no sepamos en qué lugar se encuentran exactamente nuestros límites, tenemos claro que no nos espera nada bueno detrás de ellos. No hablamos de los límites que pensamos, sino de aquellos que en realidad tenemos. Y es que hay una gran diferencia entre el temerario, el osado y el valiente…
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