“Esta semana empiezo”, seguro que lo has pensado más de una vez. Ya sea bajar de peso, dejar de fumar o iniciar un proyecto (empresarial, de estudios, etc.); lo cierto es que, es fácil decidir que vas a empezar.
Empezar puede ser fácil: lo complicado es tener suficiente fuerza de voluntad para continuar.
La propia decisión de empezar algo nos ofrece suficiente fuerza voluntad para empezar. Sin embargo, esa motivación y esas buenas intenciones se disipan con el paso del tiempo.
La pereza, la falta de convencimiento o la falta de apoyo pueden ser algunos de los motivos que se esconden tras esa falta de fuerza de voluntad que necesitamos para seguir.
Lo que tienes que saber sobre la fuerza de voluntad
Hay dos cosas importantes que tienes que saber sobre la fuerza voluntad.
1. La fuerza de voluntad es un recurso finito. La fuerza de voluntad se puede acabar. Cuando ejercemos nuestro esfuerzo en un área, nos queda menos fuerza de voluntad para enfocarnos en otra cosa.
2. La fuerza de voluntad es como un músculo. La fuerza de voluntad necesita ser ejercitada y fortalecida y, si no se trabaja, se atrofia y, aunque es posible reactivarla, cuesta mucho volver a ponerla en marcha. En este sentido, podemos decir que la fuerza de voluntad es entrenable.
¿Por qué es importante la fuerza de voluntad?
La fuerza de voluntad hace que lo que quieras que ocurra suceda.
La fuerza de voluntad nos ayuda a superar la inercia. Cuando nos vemos a nosotros mismos sin fuerza de voluntad, nuestra autoestima se desploma, y reemplazamos el hacer por el fantasear, y pensamos en lo que haremos en el futuro cuando logremos eso que no somos capaces de hacer, como si pensándolo se hiciera realidad. Pero eso no ocurre, ni ocurrirá si no se toman medidas.
Cómo entrenar la fuerza de voluntad
Para entrenar la fuerza de voluntad y hacer que aumente cada día, ten en cuenta las siguientes técnicas:
1 – Vigila cómo y dónde empleas tu fuerza de voluntad
Hay situaciones frenéticas que nos hacen sacar toda la fuerza de voluntad que llevamos dentro. Y en esa inercia, decidimos ponernos manos a la obra para hacer todo lo que queremos hacer: ir al gimnasio, bajar de peso, dejar de fumar, leer un libro a la semana, escribir un blog y publicar todos los días -no, mejor dos blogs, uno personal y otro profesional-, cocinar todos los días, dedicarle más tiempo a la familia, etc.
Te resultó agotador leer la lista, ¿verdad? Imagínate que sería ponerlo todo en marcha a la vez. Una locura, ¿no te parece?
Los proyectos hay que iniciarlos de uno en uno. Llevas años necesitándolo y pensándolo. Por mucha energía que sientas ahora, si mantenerla para una cosa es difícil, imagínate intentarlo con dos o más.
2 – Comienza con algo pequeño
Incluso un solo proyecto puede ser mucho para empezar. Comenzar con una parte pequeña de un proyecto te ayudará a mantener la energía inicial y a ir acostumbrándote. Es como ir al gimnasio y darlo todo el primer día. Uno o dos días después no podrás casi ni moverte.
Cuando conquistes una parte de tu objetivo, pasa al siguiente nivel. Poco a poco conseguirás integrar ese nuevo hábito en tu vida, haciendo pequeños esfuerzos más fáciles de mantener.
3 – Saca de tu vida a quienes frenen tus iniciativas
Muchos serán los que te digan que no puedes o que eso ya no es para ti. La envidia es poderosa. La gente no es capaz de asimilar que los demás pueden ser capaces de hacer lo que ellos no pueden o no quieren.
Saca de tu vida a esos chupavidas que se alimentan de los demás para justificar su miserable existencia. Debes hacer frente a las personas que tratan de arrastrarte hacia su drama, hacia la neurosis, agotan su fuerza.
4 – Diseña un plan
Cualquier tarea que requiera de una gran fuerza de voluntad debe ser considerada en su contexto. Ten en cuenta que no todas las situaciones de tu vida son propensas para llevar a cabo esas tareas.
Para prepararte y ponerte a tono antes de iniciar tu nueva rutina debes ponerte en situación. Para ello, es buena idea planificar un rato dedicado a ti mismo para ponerte en situación y obtener toda esa energía mental que necesitas. La meditación o cualquier actividad que te ayude a serenarte y a encontrarte a ti mismo te ayudarán a cargar las pilas y preparan tu cuerpo y te mente para afrontar tu reto.
5 – Encuentra tus valores fundamentales
Cuando tomamos un camino es fácil quedarse en él si sabemos que lo que estamos haciendo encaja en nuestros valores fundamentales. Al determinar cuáles son nuestros valores fundamentales es menos probable que actuemos por impulso. Cuando hacemos las cosas impulsivamente dejamos de pensar y empezar a actuar emocionalmente.
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