“Lo primero para manipular eficazmente a alguien es hacerlo sin que la persona manipulada se de cuenta”
Esta frase puede parecer un trabalenguas pero es la base del éxito de las personas que manipulan a otras. Las manipulaciones más comunes suelen darse en el contexto de la pareja o en las relaciones familiares, cuando unos quieren dirigir el comportamiento de los otros. Así, la manipulación no solamente se da por parte de las personas que persiguen un beneficio propio sino también por parte de las personas que creen saber donde se encuentra el beneficio del otro e intentan definir su camino para que trascurra por el lugar que ellas quieren.
No es fácil detectar a un manipulador experimentado y hábil, sus tácticas son tan sutiles que es muy complicado darse cuenta. De hecho, suelen darse cuenta de la manipulación antes las personas del entorno de la persona manipulada que el propio objetivo de la manipulación, que muchas veces no puede creer la realidad por el dolor que representaría que fuera cierta.
Cuando la manipulación es realizada por alguien cercano es casi imposible comprender lo que está ocurriendo. En una relación de pareja, por ejemplo, los dos deben tomar decisiones y dar sus opiniones sin que el otro se sienta mal, ofendido o atacado.
Si uno de los dos manipula, se produce lo que se denomina un “desequilibrio en la relación de poder”, asumiendo uno de los miembros de la pareja el rol de dominador y el otro de dominado. Esto se aplica a cuestiones cotidianas como el manejo del dinero, el sexo, los hijos, las actividades, las salidas, el trabajo, etc. Es decir, nos puede afectar en todas y cada una de nuestras actividades.
¿Quieres saber si tu pareja (o alguien cercano) te está manipulando? Entonces presta atención a estas señales. Puede que hayas entrado en la boca del lobo y si no reaccionas a tiempo sufrirás consecuencias muy graves:
1-Te sientes culpable por todo: Esa es la sensación que el otro ejerce sobre ti. Es el primer síntoma. No importa lo que hagas, digas o pienses siempre estarás haciéndole un mal. Aún cuando no hayas cometido un error estará intentando generarte un gran sentimiento de culpa.
“Me dejas solo para ir con tus amigas”, “Estoy enferma y vas al trabajo igual”… Un manipulador es un experto en tergiversar los hechos y siempre ponerlos a su favor, para que el otro se sienta responsable y culpable.
Las inseguridades y debilidades propias se proyectan en quien tienen en frente.
“No deseo que salgas por las noches porque me acuerdo cuando mi ex novia me engañó con mi mejor amigo”, “Mejor no vayas a trabajar para que no sufras de acoso por parte de tu jefe como me ha ocurrido a mi”. De esta manera coarta la libertad y no permite que la otra persona tome decisiones por sí misma.
3-Dice que tiene miedo al abandono. También puede alegar un trauma que no ha podido sanar. “Temo que me dejes”, “no podría vivir sin ti”, “siento que me falta el aire cuando no estás a mi lado”… Y nada de esto dicho en un ámbito romántico.
Con esta táctica logran que la pareja le perdone todos los errores. Es bueno saber que hay una línea muy delgada entre la compresión y consideración y la manipulación emocional. No permitas que los problemas ajenos recaigan sobre tu espalda y no te dejen avanzar.
4-Dudas de tus capacidades. Antes de conocer a tu pareja te jactabas de tus éxitos, considerabas que eras bueno para ciertas actividades, había muchas cosas de ti que te encantaban. Sin embargo ahora no estás tan seguro si realmente tenías habilidad para la contabilidad, para dar buenos consejos o para sacarte buenas calificaciones. Atención porque esas dudas seguramente estén relacionadas a acciones o actividades que incluyan a otras personas (trabajo, amistades, estudio).
El objetivo del manipulador es que estés siempre a su lado y de nadie más. Pero, además puede ocurrir que te desautorice a hacer algunas cosas “porque no puedes” y él tome la posta. Esto significa que como supuestamente tú no tienes la capacidad de llevar a cabo ciertas tareas las tiene que hacer el otro. Eso resta autonomía y genera dependencia, además de debilitar a la persona que sufre frete a futuras manipulaciones.
Por un lado, la personas que ejerce este tipo de tácticas suele ser muy hábil y sutil. Por el otro, quizás sin darnos cuenta estamos permitiendo que las cosas sucedan. Para que una pareja funcione ambos tienen que “mirar para el mismo lado” y apoyarse mutuamente. Si uno está siendo manipulado, no es culpable pero, es necesario que se desvíe del camino para que las cosas no empeoren.
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