Aquí empieza el descanso. En mi conciencia y en el almanaque junto a mi nombre y cargo en la planilla aquí empieza el descanso. Dos semanas.
Debo apurarme porque hay tantas cosas recuperar el mar eso primero recuperar el mar desde una altura y hallar toda la vida en cuatro olas gigantescas y tristes como sueños
mirar el cielo estéril y encontrarlo cambiado hallar que el horizonte se acercó veinte metros que el césped hace un año era más verde y aguardar con paciencia escuchando los grillos el apagón tranquilo de la luna.
Me desperezo grito poca cosa qué poca cosa soy sobre la arena la mañana se fue se va la tarde la caída del sol me desanima sin embargo respiro sin embargo qué apretujón de ocio a plazo fijo.
Pero nadie se asusta nadie quiere pensar que se ha nacido para esto pensar que alcanza y sobra con los pinos y la mujer y el libro y el crepúsculo.
Una noche cualquiera acaba todo una mañana exacta seis y cuarto suena el despertador como sonaba en el resto del año un alarido. Aquí empieza el trabajo. En mi cabeza y en el almanaque junto a mi nombre y cargo en la planilla.
Aquí empieza el trabajo. Mansamente. Son cincuenta semanas.
Mario Benedetti
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