“Ten el coraje de hacer lo que dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben, de algún modo, en qué quieres convertirte realmente.”
-Steve Jobs-
¿Qué es la intuición?
La intuición se puede definir de muchas formas: capacidad de comprender cosas al instante sin necesidad de utilizar la lógica, capacidad de tomar decisiones rápidas de forma inconsciente, etc.
Cada día, durante toda nuestra vida, tomamos decisiones de forma continua. La psicología social, hasta hace 10 años, sostenía que la toma de decisiones tenía que realizarse de forma consciente y lógica.
Para ello, se nos proponía elaborar largas listas con los argumentos a favor y en contra de cada decisión, de forma que pudiéramos tomar la mejor decisión.
Actualmente, ya tenemos la certeza de que las decisiones tomadas de forma instintiva son válidas, incluso más que las decisiones tomadas de forma lógica y racional.
A lo largo de cada día, tomamos decisiones de forma instintiva y rápida, sin realizar complejos procesos lógicos o matemáticos para elegir. Tomamos un camino para ir a un destino en lugar de otro, compramos una revista en lugar de otra etc.
Si tuviéramos que analizar racionalmente todas las decisiones que tomamos a lo largo del día, sería un caos. Nunca llegaríamos a tiempo a nada y tardaríamos horas en decidir cualquier cosa.
La intuición se define como un sentimiento o sensación que se produce muy rápido en la mente, cuyos motivos desconocemos, pero que nos impulsa a decidir y a actuar. Por lo tanto, la intuición suele manifestarse con emociones y sensaciones físicas.
Si queremos tomar una decisión, es aconsejable que nos centremos en qué sentimos, qué impacto físico nos produce una decisión u otra.
¿Te sientes bien, te sientes incómodo, te sientes feliz? ¿Qué te hace sentir cada decisión si piensas en ella?
A veces es bueno ignorar parte de la información que tenemos para decidir, y utilizar poca información para ser más rápidos en tomar decisiones eficaces.
Daniel Kahneman, premio Nobel de economía, sostiene en su libro “Pensar rápido, pensar despacio”, que tenemos dos vías de pensamiento:
– El sistema 1, que es el pensamiento rápido, intuitivo y emocional.
– El sistema 2, que es más lento, requiere más esfuerzo y es más racional y lógico.
El primer sistema proporciona decisiones rápidas y el segundo decisiones conscientes, pero en muchas ocasiones, no sabemos cuál de los dos sistemas hemos utilizado para tomar una decisión.
¿Cómo decidimos?
“Probamos por medio de la lógica, pero descubrimos por medio de la intuición”
-Henri Poincaré-
El proceso para decidir correctamente no requiere que valoremos una gran cantidad de opciones, sino elegir lo que necesitamos.
Nuestras elecciones se relacionan con una serie de procesos y reglas generales que nuestro cerebro ha ido aprendiendo. Simplemente debemos elegir la regla adecuada para cada momento.
Por ejemplo, si nos fijamos en la manera de enamorarnos y lo pensamos de forma racional, deberíamos elaborar un listado con todas las opciones, es decir, detallar cada una de las mujeres u hombres, los pros y los contras para cada caso y las consecuencias para nosotros. Después deberíamos calcular la probabilidad de que suceda lo que nosotros deseamos.
La realidad, es que nos enamoramos basándonos en nuestro instinto, en nuestra intuición.
“En el mar, como en el amor, suele ser mejor
seguir una corazonada que obedecer a una biblioteca”
-John R. Hale-
En otras ocasiones, según sostiene el psicólogo Gerd Gigerenzer, tomamos decisiones en base a lo que conocemos. Por ejemplo, elegimos comprar un libro porque nos lo han recomendado o respondemos a una pregunta con una respuesta porque nos suena la respuesta.
La inteligencia intuitiva
Por lo tanto, en base a lo anterior, se puede decir que poseemos una inteligencia intuitiva.
Este término fue utilizado por el sociólogo canadiense Malcolm Gladwell, que sostiene que tenemos una capacidad para determinar qué es lo más importante en poco tiempo, y a esa capacidad la denominó inteligencia intuitiva.
El problema actualmente es que recibimos demasiada información que nos impide tomar una decisión rápida, por lo que se considera que es mejor no tener muchas opciones para tomar decisiones más acertadas y eficaces.
En realidad, no se trata de razonar, sino de escuchar a nuestro subconsciente y a nuestras emociones.
La inteligencia intuitiva tiene una serie de frenos, por ejemplo:
– El exceso de información.
– El estrés.
– Los prejuicios.
Todos estos frenos deberían ser superados para poder desarrollar adecuadamente nuestra inteligencia intuitiva, de forma que seamos capaces de tomar decisiones en menos tiempo, con mayor eficacia y con menos información.
“La intuición es una facultad espiritual, y no explica,
simplemente muestra el camino.”
-Florence Scovel-
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