es una gran dosis de impaciencia,
también de honestidad,
impaciencia por dar
aquello que anhelas recibir,
honestidad en la entrega
de cuanto andas recibiendo...
amor es el vacío
tras una larga caída,
también el final
de un gran principio.
Yo que nunca amor he sentido
te digo que amando quisiera
pintar el mundo de color
con los colores del sentimiento...
inventar un arcoíris diferente,
donde siete sean mis anhelos,
cada uno con luz tremola
con destellante fosforescencia.
Entrega, pasión, locura, deseo,
complicidad, fidelidad y respeto.
Siete hermosos colores de amor
guardado en el corazón
de un hombre sincero
que nunca supo amar.
Cesáreo Robaina