“¿Qué murallas derriba tu voz en el sigilo de la noche? Esa distancia que cae como un telón entre el vacío y la memoria ardiente de los días.”
-Marlene Pasini-
Las nuevas tecnologías han invadido prácticamente todos los ámbitos de la vida. Nuestra forma de hacer las cosas ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas, debido a la presencia de las computadoras, los dispositivos móviles y las “soluciones digitales” para casi todos los aspectos del quehacer cotidiano.
Los tratamientos psicológicos no escapan a esta nueva realidad. Basta con hacer una búsqueda rápida y puedes darte cuenta de que aparecen miles y miles de sitios web que te ofrecen terapias online para todo tipo de problemas.
El tema es fuente de debate. Algunos especialistas sostienen que las terapias online tienen exactamente la misma eficacia que las terapias presenciales. Otros, miran con reserva esta nueva modalidad y se muestran desconfiados al respecto.
Lo único cierto es que esta forma de atención mental gana cada día nuevos pacientes. La falta de tiempo, o la comodidad son las principales razones para acudir a las terapias online. Pero. ¿funcionan realmente?
Estos son los puntos a tener en cuenta:
El tipo de terapia
Algunos tipos de terapia son más flexibles que otros. Las terapias cognitivo-conductuales, por ejemplo, buscan un cambio de conducta a partir de la racionalización de los aspectos problemáticos en el paciente. Desde ese punto de vista, una terapia online es básicamente igual a una presencial. En esos casos, puede funcionar.
En cambio el psicoanálisis, por ejemplo, es un poco más exigente en lo que se conoce como “el encuadre”. Esto supone que se deben crear unas condiciones específicas (lugar, hora y entorno) que sean lo suficientemente estables como para facilitar el afloramiento de los contenidos inconscientes de los pacientes.
Con las terapias online el encuadre es más limitado, ya que el psicoanalista no puede controlar los factores de entorno.
La información más allá de las palabras
“El mensaje enviado no es siempre el mensaje recibido.”
-Virginia Satir-
En algunas terapias es muy importante prestar atención a todo el contenido no verbal de un paciente. Su forma de mirar, la expresión de su rostro, de sus manos y de su cuerpo, aportan una información muy valiosa para la cura.
El nivel de compromiso del paciente
La terapia online facilita el acceso al tratamiento, eso no se puede dudar. Evita el estrés del desplazamiento hasta un consultorio y, por eso mismo, ahorra tiempo. Además, le permite al paciente ubicarse en un espacio que él sienta cómodo y familiar.
Sin embargo, hay un punto preocupante. El paciente siempre tiene un grado de resistencia frente al tratamiento, que usualmente se expresa como tardanza en llegar al consultorio, ausencias, críticas al terapeuta, etc. El psicólogo o psicoanalista aborda y canaliza esas resistencias como parte del proceso.
Las terapias online pueden contribuir a que esas resistencias se camuflen. A veces, “se cae la conexión” y el terapeuta no sabe si eso es cierto o si el paciente terminó la sesión porque le resultó incómoda.
A veces, un paciente evita el contacto cara a cara, no por facilidad o necesidad, sino porque eso le permite seguir evadiendo algún aspecto que debería ser tratado en terapia.
¿En definitiva, qué?
Para saber si te conviene o no una terapia online debes tener en cuenta dos aspectos. El primero es que en los casos donde haya una dificultad grave, o una problemática profunda, las terapias online tienen, generalmente, un alcance muy limitado. En otras palabras, la terapia online no es para todos. Resulta eficaz principalmente en los casos menos graves.
Lo segundo es que resulta muy importante que te cerciores de la acreditación y el profesionalismo de quien ofrece la terapia online.
Actualmente hay muchos sitios cuya oferta es verdaderamente cuestionable. Te prometen quitarte una anorexia en 5 sesiones, o te dan una muestra gratis, o añaden garantías como devolverte el dinero si no hay satisfacción.
Los sitios que se promocionan así tienen más que ver con el mercadeo que con la terapia. Y quienes te atienden allí, quién sabe si tienen título profesional.
Finalmente, lo mejor es seguir este principio: siempre que puedas, acude a una terapia personalmente. Solo si te es imposible hacerlo, busca ayuda online y cerciórate de que te va a atender un verdadero profesional de la salud mental.
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