¡No soy capaz!: El miedo al fracaso
Cada vez más y más personas tienen miedo a no conocer el éxito, a no estar a la altura en el ámbito profesional o privado. Atrapadas en la lógica del perdedor, estas personas se privan de la alegría de vivir y de afrontar los retos que ofrece la vida diariamente.
La manera en la que afrontamos los desafíos y las situaciones difíciles de la vida modela nuestro carácter y, por tanto, nuestro destino final.
“El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta”
– Charles Dickens-
Por ejemplo, en una nueva situación que puede ser arriesgada, si nos centramos en nuestro miedo a fracasar, nos sentiremos sin duda inseguros y sin recursos para afrontar la situación. Pero además, nuestro comportamiento posiblemente se resienta.
Numerosas investigaciones muestran sin embargo, que una actitud mental positiva es el elemento fundamental para obtener el éxito personal. Veamos cómo podemos utilizarlo.
Estar en forma mentalmente
Estar en forma emotivamente significa sentirse seguro incluso en las situaciones más difíciles ¿Qué quiere decir esto?
La manera en la que interpretamos las situaciones y valoramos lo que ocurre a nuestro alrededor, plasma nuestras emociones, nuestras acciones y, por tanto, el tipo de persona que somos.
Un estado mental vencedor se basa fundamentalmente en una capacidad: la habilidad de encontrar siempre un significado potenciador en cualquier situación.
La pregunta que nos haremos frente a cada evento de nuestra vida será: ¿Cómo puedo aprovechar esta situación?
La diferencia entre el éxito y el fracaso
La diferencia entre el éxito y el fracaso consiste en la capacidad de transformar situaciones difíciles en recursos potenciadores.
“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”
– Winston Churchill-
El miedo es una de las sensaciones básicas del ser humano, pero el miedo al fracaso y la inseguridad que provoca, no deberían bloquear nuestra capacidad de resolver problemas.
Esto se debe a que el camino que lleva a la realización personal está pleno de fracasos, pero son precisamente las experiencias difíciles, las que nos permiten obtener los cambios y los desarrollos más importantes.
El miedo al fracaso y el miedo al riesgo
El miedo al fracaso normalmente lleva a la gente a evitar riesgos, y con demasiada frecuencia, estas personas no quieren ni siquiera descubrir los límites de sus propias habilidades. Desean solamente hacer el mínimo indispensable para obtener un suficiente nivel de bienestar y protegerlo.
Ya el psicólogo Abraham Maslow determinó “la seguridad” como una de las necesidades primarias del ser humano, y forma parte de su instinto natural querer proteger y conservar lo que tenemos.
Pero cuidado, la seguridad a veces puede engañarnos: puede limitar nuestras decisiones, y como consecuencia, nuestras acciones.
“A menudo la diferencia entre un hombre exitoso y uno fracasado no son las habilidades o ideas, sino el coraje de apostar por una idea, de tomar riesgos calculados y de actuar.”
– Maxwell Maltz –
Para alcanzar cualquier meta hay siempre que correr algún riesgo. Solo aprendiendo a gestionar el miedo al fracaso, tendremos más posibilidades de obtener aquello que deseamos.
Cada miedo es una oportunidad para crecer
Con frecuencia tememos lo que pensamos
En el ajedrez se dice que el miedo al ataque siempre es más fuerte que el ataque en sí mismo. Nuestra imaginación tiene una gran habilidad para amplificar nuestro miedo al fracaso.
Sin embargo, el miedo es también útil: nos pone en guardia frente a los peligros; no es funcional cuando bloquea completamente nuestro avance hacia una meta concreta. Si estamos dominados por el miedo al fracaso es poco probable que podamos actuar libre y eficazmente.
La vida nos está esperando, y nadie más puede vivirla por nosotros.
Si realmente deseamos cambiar, si estamos dispuestos a dejar de evitar el fracaso y arriesgar, podremos ser felices.
Podemos cambiar nuestras fórmulas de pensamiento y los comportamientos disfuncionales que obstaculizan que alcancemos nuestros objetivos. Solamente tenemos que dejar de huir, de posponer las cosas o buscar excusas.
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