Conocer a mi vulnerabilidad me permitió avanzar
La vulnerabilidad es lo que nos hace seres únicos, y sobre todo personas. Al reconocer nuestras debilidades aceptamos nuestra condición de seres humanos.
Sin embargo, muchas veces nos empeñamos en ocultar todo aquello en lo que nos sentimos débiles y en no querer reconocerlo, y esto hace que nos mostremos ante los demás de una forma poco auténtica.
Cuando tapamos todo aquello que somos, caemos en el autoengaño, en la negación de nuestra esencia, perdiendo así la conexión con las otras personas.
De alguna forma, existe en nuestra cultura un modelo de conducta que nos lleva a ocultar nuestras debilidades; donde además, tenemos que aparentar y creernos que hay que esforzarse por ser los mejores.
¿Qué significa tener que ser el mejor?
Cuando desempeñamos nuestros roles cotidianos, tanto en el ámbito profesional como en el personal, nos proponemos que hay que ser los mejores cueste lo que cueste….
Esta creencia es el día a día de muchas personas, que viven bajo la fantasía de que sus vidas consisten en tener que ser los mejores en lo que consideran importante.
La realidad nos pone a cada uno en su sitio, sacando a relucir nuestras limitaciones, nuestras dificultades; y todo ello, en su conjunto, dentro de unas circunstancias que van variando constantemente y no podemos controlar.
Así es, la vida nos da el golpe, nos frena y nos hace recapacitar. La clave y el planteamiento no está en ser los mejores de tal o cual cosa, ya que de esa forma estamos cayendo también en la competitividad y en las comparaciones con los demás.
Esto nos conduce hasta el extremo de la autoexigencia, sin que tengamos consideración alguna hacia nosotros mismos y hacia nuestro propio proceso de aprendizaje.
Incluso pudiendo perder la perspectiva de nuestras prioridades esenciales en la vida. Rumbo hacia la desconexión consigo mismo donde no se sabe lo que se quiere, donde no se sabe hacia dónde se va.
Aceptando nuestra vulnerabilidad
Aceptar la propia vulnerabilidad ante uno mismo y ante los demás, requiere de valor y coraje, ya que supone aceptarnos tal y como somos; con nuestras heridas, asuntos pendientes y errores cometidos.
Así comienza todo un proceso que nos lleva a realizar un verdadero desarrollo interno, en el que poder amarnos de forma incondicional y obtener así un estado de mayor bienestar y paz.
- Vivimos bajo unas condiciones y circunstancias que muchas veces no podemos controlar.
- En nuestra voluntad está hacer las cosas lo mejor que sabemos, descubriendo y fortaleciendo nuestras potencialidades.
- Considerar que cada persona tenemos nuestros ritmos, contexto, circunstancias, dificultades, prioridades, etc.
- Dar de sí lo mejor de uno mismo es la mejor forma de avanzar, creciendo y superándose a sí mismo.
- Cuando aceptamos nuestras limitaciones sin criticarnos, somos capaces de comprendernos, y nuestra actitud se vuelve más compasiva y honesta.
- Las propias limitaciones solo podemos superarlas cuando las reconocemos.
Mostrando nuestra autenticidad
En el desarrollo hacia la aceptación de nuestra vulnerabilidad, nos encontramos con nosotros mismos. Y obtenemos así acceso a nuestra autenticidad, facilitando la conexión con las demás personas.
Al lograr aceptar nuestras dificultades, sin miedo a ser rechazados, sin miedo a exponernos por parecer débiles; nos quitamos las máscaras que habitualmente utilizamos, con las que mantenemos relaciones superficiales.
Es así cuando nos acercamos de una forma más natural hacia la realidad, pudiendo mantener relaciones más honestas y auténticas.
“Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la realidad.”
-David Viscott-
Aceptando nuestra vulnerabilidad conseguimos ser más humanos, admitiendo así nuestras imperfecciones, y en consecuencia también las de los demás.
Apartamos de nosotros la arrogancia y la superioridad, sin vernos por encima de nadie. Ya que resulta muy pretencioso perseguir ser los mejores y obcecarse en ello, perdiendo nuestra vida misma.
Superamos nuestros miedos y nuestras limitaciones desde la aceptación, consiguiendo mostrarnos tal y como somos, para ser la mejor versión de nosotros mismos.
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