La soledad es una buena amiga
Es difícil desmontar la creencia de que estar solo o sentirse solo es algo dramático. Los seres humanos somos sociales por naturaleza, nos gusta sentirnos acompañados y sentir que le importamos a alguien.
Desde los tiempos de las cavernas aprendimos que todo era más fácil siendo aceptados en un grupo social, colaborando y enfrentando a las amenazas todos juntos, ya que estando solos teníamos muchas posibilidades de no sobrevivir.
“¿Por qué, en general, se rehuye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos”
-Carlo Dossi-
¿Por qué nos da miedo estar solos?
Sentimos ese miedo a estar solos porque llevamos esta carga informativa a nuestras espaldas desde hace millones de años, aunque aquellos peligros reales ya no estén presentes.
Además, la sociedad, la educación y la cultura han contribuido a reforzar ciertas creencias irracionales sobre la soledad.
¿Quién no ha oído alguna vez la frase: se va a quedar para vestir santos? o ¡Con 40 años y solo, algo malo tendrá!
Es esencial que nos percatemos de que el problema central es lo que nos decimos a nosotros mismos acerca de los hechos.
Es decir, el problema no es la soledad en sí, el problema es lo que tú te dices acerca de ella, cómo la encajas, cómo la interpretas y qué significado le das.
Si somos capaces de pensar de forma racional entenderemos que, en primer lugar, la soledad ni siquiera es real.
Hoy en día vivimos en lugares abarrotados de personas y estamos increíblemente conectados entre nosotros gracias a las redes sociales.
Puede ser que quizá esto no te baste, y te sientas solo por el hecho de estar soltero o vivir completamente solo, pero me reitero que el problema no es ese, si no tu manera de verlo, el diálogo que estás manteniendo contigo mismo sobre ello. Eso es lo que te hace estar ansioso o deprimido o sentir ese gran vacio interior.
“Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad”
Evidentemente, si yo me digo cien veces al día, o más, que estar solo es algo terrible, que nadie me quiere o que moriré solo, mis emociones serán muy intensas y me pondré fatal por culpa de ideas y pensamientos que ni siquiera se corresponden con la realidad.
Tú eres tu mejor compañía
Las personas que temen tanto a la soledad, sienten además, que no son capaces de valerse por sí mismas en el mundo. Necesitan a alguien a su lado para poder vivir felices y esto también es algo falso, ya que la realidad nos demuestra que nadie necesita a nadie para nada.
Pero esto es un grave error, pues aprender a estar solo es sumamente necesario para poder crecer y madurar psicológicamente.
Saber estar solos es darse cuenta de que en realidad, tu mejor compañía eres tú mismo y que gracias a ello, conectas con tu ser, confías en tus posibilidades y notas que eres capaz de andar por la vida solo.
¿Cómo puedo gestionar mi soledad?
-Presta atención a tu diálogo interno
El primer paso es revisar nuestro diálogo interno: ¿Qué significa para mí la soledad?
Si te estás diciendo que la soledad es algo terrible, que es peligroso estar solo y que por ti mismo no puedes valerte en la vida, tienes un problema. Debes cambiar esas ideas irracionales por otras más racionales, más realistas.
Atrévete a debatir contigo mismo, busca pruebas a favor y en contra de esos pensamientos, analiza esos miedos y comprueba si tienes recursos o no para enfrentarlos y si realmente son tan malos.
Este análisis te sorprenderá y verás que ese miedo no tiene ningún fundamento.
-Pasa tiempo contigo
Oblígate a pasar tiempo solo. Para poder cambiar, no solo debemos actuar a nivel mental o cognitivo, sino también a nivel conductual.
Programa fines de semana enteros solo, con tu propia compañía y si quieres, algún libro o película pero sin redes sociales. Ve al cine, a la playa, a la montaña, solo. Haz algún viaje sin ninguna compañía.
Cuando entrenes esto el suficiente tiempo, verás que has sobrevivido, que esos temores no eran reales y que te has encontrado con tu yo y ahora te conoces mejor.
-Relaciónate con los demás
Gestiona tu tiempo para también rodearte de gente. La soledad no es buena si la transformamos en un modo de vida continuo. Ábrete al mundo y conoce a gente libre de prejuicios.
Muchas veces estamos solos porque también nos los buscamos. Le ponemos un “pero” a toda persona que se cruza en nuestra vida y esto es porque no entendemos que las personas no son perfectas y no hay un ser que cien por cien vaya a complementarnos o satisfacernos.
Por lo tanto, otro paso es darte cuenta de que hay millones de personas ahí fuera deseando conocerte y tú conocerlos a ellos, pero has de abrirte.
Saber estar solo es fundamental para conocernos y relacionarnos con los demás, no lo olvides. La buena compañía con nosotros mismos es el soporte de nuestro bienestar
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