Temores
Me aterrorizan las desoladas mañanas donde una dulce ausencia te despierta y una aspérrima soledad te acompaña.
Me atormenta el infranqueable pánico a que esta arraigada inmadurez me aleje, irreversiblemente, del favor de tus labios.
Me arrincona el pavor a la vorágine gris que impía devora palabras y argumentos, y todo jubiloso esfuerzo por hacerte feliz.
Tengo temor a la obcecación rutinaria, y su don enorme de amargar los colores de los pequeños sabores de la luz diaria.
Tengo miedo que el miedo no nazca, ya que el valeroso que a nada le teme es el cobarde mismo que a nada ama.
Y tanto me temo que este amor es tanto
que la comodidad letal no brindará ya alivio, y un mundo vacío de ti se colmaría de llanto.
d/a
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