Las emociones controlan lo que piensas y lo que haces. Pueden crear dolor emocional y físico si no les prestas atención. La buena noticia es que también pueden guiarte para decidir qué funciona o no en tu vida.
No importa si te consideras una y emocional o más bien racional y lógica. Las emociones siempre están presentes porque son el resultado de las experiencias que has vivido.
Las emociones son las que te moldean como persona. Aprovecha lo que sientes para mejorar sin que te dominen por completo.
“Pero los sentimientos no pueden ser ignorados, no importa lo injusto o poco placenteros que parezcan”.
No hay emociones negativas
Hemos sido educados para clasificar lo que sentimos como bueno malo. La realidad es que cada emoción juega un papel importante en tu vida.
¿Qué pasaría si el temor no te llevase a proteger lo que amas? ¿Dónde estarías si no tuvieras miedo a equivocarte?
Confundimos las expresiones destructivas o negativas con la emoción en sí.
Las expresiones pueden hacer mucho daño a quienes te rodean y a ti. Pero si bloqueas algunos sentimientos y no les permites que te hablen, te quedarás estancado por mucho tiempo.
Amor y miedo: dos emociones básicas en la vida
El amor y el miedo rigen todo lo que experimentas. El resto de emociones que vives son simples variaciones.
Las emociones que derivan del miedo son ansiedad, enojo, control, tristeza, depresión, confusión, dolor, soledad, culpa y vergüenza.
Entre las emociones que nacen del amor están la diversión, felicidad, cuidado, confianza, compasión, honestidad y satisfacción.
Estas son las emociones básicas. Todas las demás son variaciones en su intensidad. Por ejemplo, el enojo puede representarse con disgusto cuando es muy ligero hasta la exasperación cuando estás en el límite.
“Hay que escuchar a la cabeza pero dejar hablar al corazón”
Aprende a identificar tus emociones
Para entender el mensaje que tus emociones quieren transmitir, primero debes saber qué estás sintiendo.
¿Cuántas veces te pasa que no sabes realmente cómo te sientes? Es decir, que no sabes explicar qué te pasa y por qué.
Para poder reconocerlo, tienes que centrarte en ti el tiempo que necesites. Dirige tu atención a cómo te sientes e indaga sobre ti mismo. Incluso, puede que identifiques aspectos físicos relacionados con tus emociones.
-Presta atención a tus sentimientos y pensamientos
Nuestra mente está preparada para pensar siguiendo algunos patrones de forma inconsciente. Analiza lo que pasa por tu mente durante el día. Esto te ayudará a ser consciente de las cosas que amas y que odias.
Si te es posible, registra estos pensamientos y las emociones que te generan. En un par de meses te será más fácil tomar consciencia de lo que estás sintiendo.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”
-Identifica tus “pequeñas e insignificantes penas”
¿Cuáles son las pequeñas cosas que te lastiman pero que no te parecen tan importantes?
Mucha gente va por la vida minimizando la importancia de aquello que lo daña. Solemos creer que así le quitamos poder cuando en realidad toman más poder.
Algunas de estas “pequeñas penas” te han acompañado desde que eras un niño. Son emociones que te generan problemas en la adultez. No podrás avanzar hasta que las reconozcas y combatas realmente.
-Sé específico sobre las emociones que experimentas
Solemos confundir nuestra emociones porque hablamos de ellas con términos muy generales.
Un ejemplo es la depresión. Quizás ahora mismo estés experimentando un alejamiento de tus seres queridos, soledad espiritual, aburrimiento o una falta de sentido de tu vida.
Si alguien te preguntase, es probable que solo respondas que estás deprimido. Pero como puedes ver, hay muchos tipos y causas. Al entender los motivos por los que ese sentimiento te ataca, es más fácil encontrar una solución.
Por ello, intenta ser concreto y específico sobre tus emociones. Te ayudará a conocerte más a ti mismo y conectar contigo.
-Aprende a lidiar con las emociones
No temas a tus emociones. No luches contra ellas ni escapes o bloquees.
Dales la bienvenida, vívelas y entiéndelas, nacimos con ellas. Las emociones no son buenas ni malas, simplemente son parte de nosotros.
Con el tiempo te darás cuenta que se disipan hasta desaparecer por sí mismas cuando te permites vivirlas y aprovecharlas.
Solo cierra los ojos y siéntelas tan profundo como puedas.
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