¿Cuántas veces vamos por la vida opinando sobre los demás? Pareciera que juzgar es el deporte favorito de muchas personas, ¿también es el tuyo? Quizás ni siquiera te has dado cuenta porque es algo que hacemos casi en modo automático.
El problema con esto es que no ayudas ni a quien juzgas ni a ti. Piensa en cuántas veces has perdido o afectado una relación a través de los juicios y críticas realizados. Esta vez te quiero hablar de la otra cara de la moneda: la crítica objetiva. Verás que no es tan difícil ayudar en lugar de juzgar.
La diferencia entre criticar objetivamente y juzgar
Hay que tener claro que no es malo dar nuestra opinión cuando es un comentario muy simple y sabemos que es decisión de la otra persona tomarlo en cuenta o no. A su vez, juzgar es dejar caer una crítica negativa sobre la vida ajena. Esto es destructivo cuando la otra persona comienza a sentir que lo que hace está mal sin un razonamiento lógico.
La diferencia entre juzgar y criticar objetivamente se basa en los argumentos que sostienen tu opinión. ¿Conoces todos los factores involucrados o solo hablas desde la superficie? ¿Lo que dices daña o ayuda a la otra persona?
Antes de ver la vida de los demás, fíjate en la tuya
Vamos por la vida escuchando y viendo a los demás, luego nos es muy fácil dar nuestra opinión. Antes de abrir la boca la siguiente vez piensa cómo va tu vida. No lo tomes a mal, mejor ve esto como un ejercicio de autoevaluación.
La mayoría de las veces criticamos en los demás lo que no nos gusta de nuestra vida. Quizás no lo aceptas así de entrada pero piénsalo en profundidad: ¿juzgas la forma en que viste tu amiga porque sientes que tú no puedes hacerlos aunque lo deseas? Aquello que criticas dice mucho más de ti que lo que crees.
No gastes tu tiempo
Usualmente nos quejamos de que no tenemos tiempo para hacer lo que deseamos. El problema real no es la falta de tiempo, el problema real es que usamos mal nuestro tiempo. Cuando dedicas tiempo a juzgar a los demás, pensar en lo que hacen y por qué está mal te estás distrayendo.
Para empezar, si no te han pedido tu opinión seguramente es porque no les interesa del todo o están bien. Entonces, ¿por qué no te concentras en hacer algo por ti? Seguro que si alguien quiere saber lo que estás pensando te lo preguntará en el momento. Deja de desperdiciar energía pensando en cómo debería ser la vida ajena y concéntrate en lograr la vida que quieres. Juega con tus hijos, sal con tus amigos o lee un buen libro.
Que los prejuicios no te estorben
Los prejuicios son un gran problema en nuestra sociedad. Los prejuicios nos limitan como personas y nos dan una falsa sensación de lo que es correcto y lo que no. ¿Juzgas basado en prejuicios? ¿Qué tal si la persona que ahora juzgas por ser distinta a lo preestablecido, termina siendo tu mejor amigo?
Tengo un amigo que durante varios años vivió en Estados Unidos y desde muy joven se hizo tatuajes. Al día de hoy tiene más de 15 y nunca tuvo problemas hasta que se mudó de país. A pesar de que antes tenía un empleo muy bien pagado y cuenta con gran experiencia, ahora mucha gente evita contratarlo por los tatuajes.
¿Cómo ayudar en lugar de juzgar?
Cuando dedicas tu tiempo a juzgar no ayudas a los demás, ni a ti. Es imposible que alguien que solo busca lo negativo sea feliz. En lugar de esto, concéntrate en ser una compañía y apoyo para tus seres queridos. En realidad no es tan difícil. Se trata de ser un soporte y no una piedra en el camino.
Por ejemplo, si a tu hermano se le descompuso el auto, en lugar de criticarlo por no darle mantenimiento, pregúntale si necesita que lo lleves a algún lugar. Si te es posible, hazlo. De paso le puedes sugerir que sea más cuidadoso con su auto, pero sin darle un número infinito de lo que hace mal.
Por lo tanto, en lugar de juzgar intenta ayudar a las personas que tienes alrededor. Deja a un lado las críticas y apreciaciones negativas, deja de focalizarte en lo negativo y busca la forma de expresar aquello a mejorar desde lo positivo y la ayuda a los demás.
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