En un primer momento las personas suelen sentir empatía por el sufrimiento humano. También podemos encontrarnos con personas que sufren una verdadera depresión y no desean ser víctimas ni buscar aprobación, ya que simplemente pasan por un mal momento y su salud psicológica es frágil. Debemos tener paciencia, comprensión y demostrar amor porque realmente lo necesitan.
Sin embargo, en ocasiones alguien de nuestro entorno adopta una actitud de auto-sacrificio y de exaltación del propio sufrimiento, lo que se conoce como el “Síndrome del Mártir” y se hace con la intención de manipular los sentimientos, pensamientos y conductas de los demás.
Son personas atrapadas en una mentalidad de víctima envueltas en un sentimiento de impotencia, hipervigilancia y de una susceptibilidad evidente, que hacen que lleven cualquier asunto cotidiano al terreno de lo personal pues se sienten ofendidos continuamente. Entonces, ¿hasta qué punto es soportable esa actitud?
Cómo còmo son las personas que ejercen el victimismo
Las personas victimistas presentan algunos patrones de forma general que podemos identificar para ayudarnos en nuestras relaciones con ellas:
- Esperan ser recompensados siempre por su esfuerzo y se ofrecen como voluntarios para soportar el dolor y el abandono con la esperanza de ser recompensados de alguna manera.
- Se encuentran atrapados en un estado de la mente en el que no conciben la simple alegría sin que vaya acompañada de cierta lamentación o sufrimiento.
- A veces toman en cuenta los deseos de los demás antes que los suyos pero con la intención de ganar algo implícitamente, aunque sea un reconocimiento por su gesto, su labor o un agradecimiento.
- En algunas ocasiones, el agradecimiento no les resulta lo suficientemente explícito e inmediatamente, esgrimen argumentos que tachan a los demás de egoístas y de no valorar el esfuerzo que se ha hecho por ellas.
- Se aferran a unas creencias muy fijas y determinadas, siendo muy difícil hacerles ver la otra versión de la situación.
- Pueden aceptar una explicación pero siempre que incluya cierto arrepentimiento o una disculpa. Por tanto, está claro que ellos dan, esperando recibir (aunque sea una disculpa).
Cómo tratar con una persona que practica el victimismo
- Ignorar esa actitud en la persona porque te compensan muchísimas otras cosas.
- Empezar a ignorar a esa persona en su totalidad o relacionarte con ella lo menos posible .
- Decidir hablar con ella e intentar solucionar el problema, conociendo el porqué de esa actitud.
- Exprésale que es libre para poner límites a los demás, y que lejos de ofender va a crear unas relaciones más equilibradas en su entorno. Si quiere decir no, es absurdo que diga sí para luego arrepentirse.
- Hacer las cosas de manera forzada nos hace perder tiempo en otras que podríamos hacer por placer y que realmente producen el mismo beneficio.
- Si se siente amargado o utilizado después de hacer un favor, quizás no haya actuado por altruismo sino por necesidad de reconocimiento o aprobación.
- Explícale que vive aferrado a un sufrimiento que no es necesario. Dile todas las cosas buenas que tiene y que surgen de él o ella espontáneamente sin necesidad de pasar estrés.
- Quizás sienta culpa, remordimiento, ira o depresión por algo pasado. Puedes intentar que se abra contigo porque es la única forma de entenderlo.
- Hazle ver que ya es noble de por sí y que así tú lo piensas, que no tiene porque intentar demostrarlo
- Es bueno que las críticas no sean unilaterales. Asume la responsabilidad de no haber sido sincero desde el principio y eso balanceará la situación.
- Puedes hablarle sobre “nuestro crítico interno” que en algunas personas se manifiesta más que en otras y puede ser que sea su caso.
Dejar de tratar de ser perfecto, solo superarse. Tomar la iniciativa,corregir errores,imaginar la vida sin sufrir. Permitirse vivir de una forma más saludable. Conocerse. Vivir el momento sin sentir que debe sacrificarse por alguien. Todo esto aleja a una persona de su papel asumido de víctima de todo lo que le pasa.
A veces, una conversación puede cambiarlo todo, puede mejorar la vida de una persona y de la relación que tienes con ella. A veces, actitudes desafortunadas están basadas en el dolor, en una falta de habilidades sociales constructivas y en una necesidad imperante de recibir cariño y comprensión.
Da esa conversación a quien esté dispuesto a aceptarla. Si continúan haciéndote daño es el momento de dar por terminada esa relación. Por eso de “uno es bueno, pero no tonto”.
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