El destino no está escrito en las estrellas, el viento o la tierra. Nuestro porvenir solo puede ser plantado, regado, cuidado y recogido por nosotros mismos. Así que es mejor que pares de dejarte llevar pensando que es el viento quien te balancea, pues no es así, puesto que tú eres el único patrón de tu barco.
No debemos pensar que el destino es algo inerte, inamovible y quieto. No debemos ser víctimas de antiguas creencias que culpan a grandes y omnipotentes deidades de todo aquello cuanto nos pasa. No hay un ser de inmenso poder que decide por nosotros. Es nuestro corazón quien toma los caminos a seguir, y nuestros pies quienes avanzan por ellos.
El destino en las cartas de la baraja
Es cierto que al nacer, todos tenemos una serie de cartas con las que debemos jugar. Puedes haber visto la luz en el seno de una familia acomodada y adinerada. También es posible que tu alumbramiento tuviese lugar en condiciones mucho peores. Sin embargo, estos hechos no deben ser óbice ni motivo para que te conformes y te dejes llevar por las circunstancias.
Sea cual fuere el ambiente en el que te ha tocado crecer y vivir, tú eres el único dueño de tu destino. Las cartas que en suerte han caído en tus manos tienen ases, reyes y caballos. No te conformes jamás con lo que crees que es inamovible, porque entonces puedes terminar sufriendo una vida dura, anodina y triste.
“El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”
-William Shakespeare-
En nuestro corazón y en nuestras capacidades personales hay fuerza suficiente para negar un destino que no nos gusta y nos hace infelices. Debemos encontrar siempre la energía dentro de cada uno para superarse y mirar hacia el futuro con esperanza e ilusión.
Los caminos del destino
No siempre son fáciles los caminos del destino. Pese a haber nacido en una situación acomodada, luchar contra el ambiente en el que te mueves nunca es sencillo. Pero esta no es una razón para rendirse y dejarse llevar por las circunstancias.
“Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios”
Nosotros somos los únicos dueños de nuestro destino. Nosotros decidimos qué queremos hacer con nuestra vida, nuestro mundo y nuestro entorno. De ti depende el conformarte con aquello que se te ha dado, o tratar de hacer algo bueno con las herramientas que dispones.
La vida es un bello don que se nos ha concedido. Y únicamente de nuestra alma, nuestro corazón y nuestro pensamiento depende qué hacer con ella. El tiempo que se nos brinda, es un bien muy preciado que hemos de respetar y querer, haciendo del mundo a nuestro alrededor algo bello, bonito y entrañable.
Nunca te conformes con lo que no deseas
A veces somos como juncos al viento, y nos dejamos balancear porque creemos que es la mejor opción. Pero ser infeliz nunca es una sabia elección. Pensar que otros estarán mejor debido a nuestro sacrificio excelso y falta de autoestima y amor propio jamás será acertado.
¿Cómo puedes pedir a alguien que te ame si no comienzas por ti mismo? Tu desgracia no hace feliz a nadie. Tu amor propio, por el contrario, puede mejorar la vida de cuantos te rodean. Así pues, no te dejes llevar por lo que creas que es tu destino, porque solo tú tienes potestad para escribirlo.
Lejos quedan ya la forma de vida de los griegos clásicos, que dejaban su destino en manos de los dioses. No existe deidad en el mundo capaz de decirnos cómo ser, cómo pensar y cómo actuar. Solo nuestro corazón y mente son sabios, tienen la habilidad de comunicarse y escribir el libro de nuestra vida. Sé fuerte de espíritu, cree en ti y mira hacia el horizonte con una halo de esperanza mientras decides tu rumbo vital.
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