Un día normal podría ser ese en el que nos levantamos y nos dirigimos a cualquier lugar, con millones de pretensiones nuevas en la cabeza pero realmente ninguna que aspire a ser real. Vamos en el metro, en el autobús o caminamos en dirección al trabajo imaginando cómo seríamos si nuestra vida no fuera la que tenemos, cómo seríamos en otras vidas y en otras circunstancias.
El resto del tiempo se lo lleva la rutina y nuestros quehaceres diarios. En muchas ocasiones ni siquiera nos permitimos dejar un tiempo para nosotros mismos, para soñar de verdad y cumplir los sueños que tenemos dentro porque nos vemos demasiado sumergidos en esa comodidad del día a día.
Soñar nos mantiene vivos
Somos seres humanos y, por eso, tú y yo estamos cargados de sueños: más allá de un estado de reposo natural y necesario, estamos ligados a nuestra imaginación, a los proyectos y a las aspiraciones que tenemos cada uno como personas.
“No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.”-Fernando Pessoa, ‘Tabaccaria’-
La realidad, por tanto, es que somos aquello que soñamos y soñamos aquello que somos: todos nuestros sueños nos mantienen vivos porque provienen de la zona más privada de nosotros mismos, del lugar donde albergamos deseos, traumas, preocupaciones y ganas de realizarnos.
No solo se trata de un “sueña” despierto, también de “sueña” mientras dormimos: nuestras emociones son más puras cuando se presentan en mitad de la noche en forma de secretos tan bien guardados que, a veces, ni siquiera nosotros mismos somos capaces de intuir con claridad.
Cumplir nuestros sueños nos hace diferentes
El sueño es la capacidad poderosa que tiene la mente para manifestar lo que sentimos más fuertemente, junto al corazón. Nos encontramos, de hecho, divididos entre lo que somos y lo que nos gustaría ser, entre nuestra realidad y nuestros anhelos. Por ello, nuestros sueños se convierten en una prolongación de nosotros mismos.
“De nuestros miedos nacen nuestros corajes y en nuestras dudas viven nuestras certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios otra razón.”Compartir
En otras palabras, soñar y cumplir nuestros sueños es realizarnos como personas, enfrentarnos a los miedos y, en definitiva, una forma de ser única e individual. Esta es la verdadera causa de que los sueños sean tan importantes en nuestra vida, pero tan importante es soñar como cumplir el sueño, hacerle caso, escucharlo, darle prioridades.
Atrévete a soñar
Cuando Calderón de la Barca afirmaba que “toda la vida es sueño / y los sueños, sueños son”, no hacía sino plasmar en el teatro lo que tantos otros han hecho en el cine: casi seguro que recordarás a a Hitchcock, Michel Grondry y su «Olvídate de mí» o «Inception» de Christopher Nolan, entre otros.
“Soñar el sueño imposible, luchar contra el enemigo imposible, correr donde los valientes no se atrevieron, alcanzar la estrella inalcanzable. Ese es mi destino.”Compartir
Como don Quijote, sal a buscar tus sueños siempre que creas que puedes cumplirlos. Tienes que atreverte a soñar, atreverte a interpretar tus sueños, atreverte a conocerte; pero, sobre todo, no puedes quedarte dormido. Cada vez que nos paramos en algo que la vida nos exige y no nos hace felices, somos menos nosotros mismos y más una persona más.
Es evidente que no puedes alejarte de ciertas determinaciones que vienen fijadas por vivir dentro de una sociedad, pero sí puedes buscar en los momentos de aislamiento aquello que te provoca romper los esquemas de la rutina y que te hace encontrar en un día cualquiera, un día diferente y recordado.
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