Ulises regresó a su Ítaca natal tras vivir toda una aventura que Homero nos relata en dos obras, La Ilíada y la Odisea. En efecto, Ulises regresa a su hogar para luchar contra los que pretenden a su hermosa Penélope, sin embargo ahora Ulises es más listo, ha luchado contra los troyanos, ha visto la sangre y la muerte de la forma más brutal que se pueda imaginar, ha sido raptado por la ninfa Calipso a la que ha despreciado para regresar a su patria enfrentándose a los dioses adversos (como el celoso Poseidón). En definitiva, Ulises retorna a su casa para seguir su vida donde la dejó, pero ya nada será igual, Ulises no es la misma persona y no puede vivir igual que antes pues el destino del héroe es ser alguien distinto al que era antes de iniciar su particular “odisea”. Esta es quizá la forma más profunda y enriquecedora del héroe, la transmutación. La sustancia del héroe ha cambiado, ya no es el mismo, puede morir o puede regresar convertido en otro, de cualquier modo la enseñanza está bien clara: “Seguir el camino es estar dispuesto a morir-cambiar-crecer, en definitiva, a madurar y llegar a conocerse un poco más”.
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