Todavía existen en el mundo muchas mujeres que siguen jugando a convertirse en el prototipo de “mujer ideal”, a partir de los clichés impuestos por las culturas machistas. Circula una mentira que muchas creen: la felicidad está en encontrar pareja. Y se encuentra pareja si se es la chica ideal.
Aunque aparentemente estamos en una época donde este tipo de mitos ya no tendrían cabida, lo cierto es que con más fuerza que nunca se han impuesto unas exigentes obligaciones sobre lo que debe ser una mujer.
“Siempre que veo la tele y veo esos pobres niños hambrientos en todo el mundo, no puedo evitar llorar. Quiero decir, me encantaría ser así de flaquita, pero no con todas esas moscas, y muerte, y esas cosas”Compartir
Esos mandatos provienen del mercado y de los mismos hombres, que ya no quieren encontrar al ama de casa y la madre perfectas, pero que con igual severidad se encargan de promover, y de imponer, los rasgos deseables en una mujer.
Las mujeres ideales
Hasta hace poco menos de un siglo, la mujer era la dueña y señora del mundo doméstico. Su papel era el de lograr que la casa marchara bien y de garantizar una descendencia sana y fuerte para el hombre.
Ahora el mundo del mercado y el mundo masculino no necesitan a la mujer enclaustrada en una casa. La necesitan produciendo, ganando dinero. La necesitan “culta” y bella, porque eso “cotiza” a cualquier hombre en el mundo social.
El prototipo
Se ha forjado un verdadero estereotipo de lo que es la mujer ideal. Estas son sus principales características:
- Bella. Pero nada de “bellezas extrañas”. Para los hombres corrientes, bella es una mujer de senos grandes, trasero bien contorneado y rostro de niña malvada. Si no, olvídalo. Para eso están los quirófanos.
- Comprensiva quiere decir que no diga ni “mú” si el hombre prefiere ver un partido del Real Madrid, en lugar de escucharla cuando está estresada. Y que lo reciba con una amplia sonrisa cuando llega pasado de tragos, después de un día en el que ella jamás supo en dónde estaba, o qué estaba haciendo.
- Que no sea celosa. Especialmente si él es infiel.
- Inteligente y bien informada. No puede hacerlo “quedar mal” en una conversación delante de sus amigos. Eso sí, tampoco debe ser una experta. Los hombres corrientes le huyen a las mujeres brillantes.
- Atrevida y muy activa sexualmente. Las mojigatas pasaron de moda hace varias décadas. Los hombres actuales sueñan con una cuasi-ninfómana que esté obsesionada con ellos.
Las mujeres de verdad
De seguro las mujeres ideales existen, o parecen existir, en el mundo de la farándula y de la publicidad. En la vida real no es tan fácil encontrarlas, aunque sí hay muchas que empeñan lo mejor de su vida tratando de acercarse al estereotipo.
Las mujeres de verdad no quieren que las quieran porque son “buena mercancía”. No quieren obligarse a ser lo que otros desean que ellas sean. Las mujeres de verdad reclaman por lo que les parece injusto. Quieren ser comprendidas también y que así como halagan sus virtudes, también toleren sus defectos. Quieren que las amen como ellas son capaces de amar: con respeto y ternura.
Una mujer que realmente está convencida de serlo, no valida lo que es a partir de lo que piensen los hombres corrientes de ella, sino de lo que ella misma piensa sobre sí misma, pues ante todo se tiene en cuenta.
A veces quiere hacer el amor, pero otras no. Puede comprender y escuchar, pero no admitir conductas que puedan lesionar la equidad en la pareja. Quiere sentirse valorada, y no exhibida o utilizada.
Las mujeres de verdad suelen no gustarle a los hombres corrientes. Y estos no son exactamente lo que ella busca para sentirse más y mejor amada. Las mujeres de verdad necesitan hombres de verdad para poder vivir esa aventura fascinante del amor humano.
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