El efecto fruta prohibida
¿Te has dado cuenta de que cuando algo está prohibido o resulta peligroso, inaccesible o difícil, es más atractivo? Sin embargo, cuando las cosas son demasiado fáciles o estamos muy seguros de que las tenemos, nos acabamos aburriendo o perdiendo el interés.
El efecto “fruta prohibida” se da en todos los seres humanos y es el resultado del deseo del hombre de saber sobre lo desconocido, de conocer las consecuencias de aquello que se supone es peligroso. A los humanos no nos gustan las prohibiciones ni las imposiciones pues vemos amenazada nuestra libertad, algo extremadamente valioso para nosotros.
“Sin lo prohibido, todo sería un caos, y si todo fuese prohibido, también sería un caos”Compartir
Por lo tanto, cuando algo es vetado, enseguida despierta nuestro interés y curiosidad y estamos mucho más motivados para saber sobre ello, para conseguirlo y explorarlo, afirmándonos a nosotros mismos que somos libres y paliando esa curiosidad insoportable.
¿Quién nos dice lo que está o no prohibido?
Desde pequeños, la familia, la escuela y la sociedad en general nos dicen lo que está bien y lo que está mal, y nos van imponiendo ciertos límites que no debemos rebasar, pues si esto sucede habrá consecuencias negativas para nosotros.
Pero al ser humano le gusta experimentar en sus propias carnes esas consecuencias sobre las que se nos advierte, ya que el hecho de que alguien nos diga que hay un lado oscuro, despierta nuestra atracción por probarlo y por conocer donde están los límites.
Sobrepasar esas barreras que nos dicta el mundo y los demás nos provoca cierto placer, debido a lo que se conoce como “miedo consciente”, es decir, tenemos miedo por esas consecuencias que podrían suceder, pero somos conscientes de que controlamos la situación y que si queremos, podemos parar nuestra aventura y alejarnos.
¿En qué contexto nos gusta los prohibido?
Nuestro gusto por lo censurado, lo complicado o lo que puede traer consecuencias peligrosas está presente en multitud de situaciones de nuestra vida cotidiana. Solo hay que echar un vistazo a las relaciones sociales.
Si un chico o chica te lo pone complicado, se hace irresistible, pero si ves que ya lo has conseguido y qué está loco o loca por ti, perdemos gran parte del interés, pues ya no existe ese “peligro” controlable que activa nuestra adrenalina y hace que conocer a ese chico o chica mala sea divertido.
“La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella”Compartir
Con el asunto de las infidelidades pasa igual. El cosquilleo que recorre el cuerpo al hacer algo que moralmente no deberíamos hacer, es para algunas personas, muy tentador y atractivo. Violar el contrato que tenemos pactado con nuestra pareja puede ser algo peligroso, pero el ser consciente de que somos nosotros los que nos metemos en ese peligro es lo que acaba resultando emocionante.
Al igual ocurre con las dietas: si nos dicen que está totalmente prohibido comer chocolate, refrescos, o algún alimento en concreto, estaremos todo el tiempo con la tentación en la cabeza y acabaremos sucumbiendo a ella.
¿Cómo podemos manejar este efecto para que nos beneficie?
Manejar el efecto fruta prohibida puede resultarnos beneficioso si nos concienciamos de su existencia y aprendemos a dirigirlo de la manera adecuada. A continuación te indicamos algunas pautas para ello:
- A la hora de ligar: Hazte el o la interesante. Si quieres conquistar a alguien, hay que jugar un poco y coquetear antes de darlo todo. Aunque estés deseando mandar un whatsapp bonito a esa persona o llamarle para quedar, resiste y no vayas tan rápido, haz que te echen de menos, pero con mesura. Es importante que la otra persona no piense que ya todo está hecho y que te tiene seguro, eso disminuye el interés. Por lo tanto, hazle pensar al otro que eres un poquito “difícil”.
“No hay mayor tentación que no ser tentado”Compartir
- Si estás a régimen: No te impongas dietas demasiado estrictas, eso solo hará que tengas hambre y al final te termines dando un atracón. Tampoco te prohíbas ningún alimento sino que has de darte permiso para darte un capricho de vez en cuando. Un dulce a la semana, un refresco o unas patatas fritas no son tan dañinos y hacen que la tentación disminuya.
- Educando: Los niños y adolescentes han de tener límites, pero siempre debemos darle explicaciones de por qué algo se debe o no se debe hacer. Las personas necesitamos que se nos expliquen las cosas y entenderlas, sino, al final los niños acaban violando esas normas por la mera curiosidad. También es importante darle alternativas en vez de prohibir en absoluto.
Conocer este efecto es importante para manejarnos mejor con las personas de nuestro entorno o en ciertas circunstancias. Debemos ser muy conscientes de que lo más importante tanto para nosotros como para los demás es conquistar la libertad, pero que todos tenemos capacidad de elección y de autocontrol.
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