Resuelve la cuestión
Que no me quiera Fabio al verse amado es dolor sin igual, en mi sentido; mas que me quiera Silvio aborrecido es menor mal, mas no menor enfado.
¿Qué sufrimiento no estará cansado, si siempre le resuenan al oído, tras la vana arrogancia de un querido, el cansado gemir de un desdeñado?
Si de Silvio me cansa el rendimiento, a Fabio canso con estar rendida: si de éste busco el agradecimiento,
a mí me busca el otro agradecida: por activa y pasiva es mi tormento, pues padezco en querer y ser querida.
Sor Juana Inés de la Cruz
|