Vivir con intensidad en verdad representa un gran riesgo: tener una vida plena y feliz. Y es que una vez que das el primer paso, te resulta imposible dejarlo y no entiendes cómo vivías antes. No es que de pronto obtengas algún superpoder o algo por el estilo, sino que aprendes a vivir viendo y explorando todas las posibilidades.
Vivir con intensidad significa reír, despeinarte y aprender. También implica que llorarás y te preocuparás solo cuando haga falta. Mucha gente cree que vivir con intensidad forzosamente implica gastar demasiado dinero o correr riesgos sin control. Ninguna de estas cosas es cierto.
Rompe clichés y concéntrate solo en ti
Vivir con intensidad y buscar la perfección son dos cosas que no combinan. No necesitas cumplir con ningún estereotipo o canon de belleza para tener una vida intensa. Lo único que te hace falta es vivir por y para ti. Piensa qué te gusta y luchar por lo que quieres.
Solo necesitas tomar la decisión y abrir las puertas que te llevan a tus objetivos. Vivir con intensidad implica vivir con pasión y alegría. Pensarás que es una locura cuando tienes tantas cosas de qué preocuparte.
Muchos han desarrollado la capacidad de ver solo los problemas y los contratiempos. Si lo analizas seguro que coincides conmigo en que esta forma de ver la vida no aporta nada. Bueno, sí, preocupaciones y estrés. Pero eso no te va a ayudar a llegar a ningún lado. No te hace productivo ni útil.
Despéinate cumpliendo tus sueños
Vivir con intensidad te obliga a trabajar y salir de tu zona de confort. Entiendo que es más fácil quedarte en tu cómodo sueño que salir a buscar lo que quieres. Quizás piensas que ya es suficiente con el esfuerzo que implica levantarte cada día para ir al trabajo y cumplir con las obligaciones diarias.
Justo es esta mentalidad la que hace que mucha gente viva en automático. No es fácil y no va a haber nadie que te agradezca por cumplir tus sueños. No pienses que esto es injusto o que por ello no vale la pena intentarlo. Nadie aparte de la persona que te ve a través del espejo tiene que agradecerte cada vez que hagas algo por ti.
Olvida esa idea o te quedarás estancado. Mejor concéntrate en vivir con intensidad: ríe, despéinate, suda, ensúciate, cánsate y reta tu cuerpo y mente a llegar más lejos.
Haz algo por tu mundo
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo para mejorar al mundo? No hablo de entrar a las redes sociales y compartir una publicación. Lamento decirte que eso realmente no aporta nada a nadie, solo sirve para que sientas que has hecho algo. Me refiero a salir y ayudar a alguien.
Comprometerse con una causa también es vivir con intensidad. Cuando vemos desde lejos a personas que cada día se levantan para hacer algo por el mundo no entendemos la razón. La mayoría de ellos lo hace sin recibir una gran remuneración a cambio. Algunas veces solo reciben un “gracias” y aún así lo hacen con una sonrisa en los labios.
Yo creo que la clave para entender las razones de esa sonrisa es hacer algo. No importa la causa que elijas ni lo pequeño que pueda ser tu esfuerzo. Siempre puedes hacer un cambio y lo que a ti te parece insignificante para otro puede ser imposible de lograr.
Rodéate de personas que han elegido vivir con intensidad
¿Te has dado cuenta que las personas que te rodean influyen en ti y en las decisiones que tomas? Por eso es importante incluir en tu vida a aquellas personas que te inspiren a vivir con intensidad. No te digo que seas un intruso en sus vidas sino que tomes cada oportunidad que tengas de conocerlos.
¿Te apasiona el deporte? Lo mejor que podrías hacer para relacionarte con otras personas que te inspiren en este sentido es acercarte a alguna pista de ciclismo.
Seguro que encuentras al menos a una persona que ha alcanzado varias metas. Relaciónate con él o ella y aprende sobre su experiencia.
“Vive como tu corazón te diga que la vida debe ser vivida y el mundo se volverá en un lugar mejor para todos”.
-Paul Goodman-
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