Las ideas irracionales son pensamientos infundados que nos generan malestar psicológico. En el ámbito de las relaciones de pareja, las ideas irracionales están basadas en el amor romántico y, aunque son compartidas por muchas personas, en la práctica amenazan la calidad de una relación auténtica.
El concepto de amor romántico tomó fuerza en la Edad Media y podríamos aventurar que terminó de reforzarse en el siglo XX con los cuentos de princesas indefensas, el cine de Disney, las baladas pop y las comedias románticas de Hollywood.
“Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección”Compartir
Las ideas románticas irracionales son estrictas, normalmente se expresan con fórmulas verbales de obligación tipo “debería” o “tendría que” y giran en torno a cómo debería ser la persona, la relación o… el amor.
Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), además de sus conocidas 11 ideas irracionales, ha descrito a lo largo de sus publicaciones otros tantos pensamientos absolutos vinculados a las relaciones de pareja.
Hemos seleccionado las 10 ideas irracionales que nos invaden con mayor frecuencia y, para ayudarte a combatirlas, te proponemos un pensamiento más realista y relajado.
1. Debo ser el compañero ideal
En lugar de este pensamiento que nos imponemos como obligación, podemos rebajar en gran medida la presión si la sustituimos por el intento de ser un buen compañero, lo que conlleva respetar la forma de ser del otro y analizar las posibles actitudes equivocadas que tengamos.
2. Decepcionar al otro sería horrible
Si tenemos esta creencia, algo tan posible como decepcionar a la pareja podría resultar trágico. Mejor aceptar la posibilidad de que esto ocurra, pero con la voluntad de diálogo para valorar si la conducta que ha generado el desengaño es susceptible de cambio.
3. Mis intereses y necesidades deben girar alrededor de mi pareja y viceversa
¿Por qué? Está claro que es mejor compartir intereses, pero es más sano que no todos giren alrededor del otro. En este caso, un pensamiento más flexible sería el de querer dar a conocer al otro las necesidades propias para que sean conocidas y comprendidas.
4. Si algo me desagrada, es preferible callar a romper la armonía
Tragarse las palabras es indigesto. Y a largo plazo, nocivo. Si algo nos desagrada, la mejor opción es analizarlo objetivamente y hablar de ello.
5. Debemos estar de acuerdo, sobre todo en temas importantes
Es casi imposible estar de acuerdo al 100% en todos los temas. Los puntos de vista diferentes no implican siempre discordia, solamente una visión diferente de la realidad.
6. La otra persona me va a aportar la felicidad que necesito
Hacer responsables de nuestra felicidad a la pareja -o a cualquier otra persona- es tan falso como peligroso. No necesitamos a nadie para ser felices. El pensamiento racional sería “me gusta tener a alguien que me ame, pero si no lo tuviera, sería igualmente feliz”.
7. No deberíamos discutir nunca
Si piensas que discutir es un drama te pierdes lo interesante de contrastar maneras distintas de pensar y lo gratificante de llegar a un acuerdo. Lo importante es saber cómo hacerlo.
8. Como mi pareja me quiere, debe conocer mis pensamientos y deseos sin que yo se los tenga que comunicar
Esta idea es sostenida por muchísimas personas. Tener una pareja no te concede el don de la adivinación. Si ocultas tus sentimientos, es prácticamente imposible que el otro adivine lo que te sucede o simplemente, como eres.
9. Si no me presta atención es porque ya no le intereso nada
Aunque la otra persona nos quiera, en ocasiones, puede mostrarse cansada, enfadada o poco dispuesta a prestarnos toda su atención. Es algo normal y puntual que no significa forzosamente que haya dejado de amarnos.
10. Si estás enamorado, no puedes sentirte atraído por otras personas
Sentirse atraído por otras personas es algo natural. Elegimos a nuestra pareja porque la relación se basa en otros pilares además de la atracción física…
¿Cuántos de estos pensamientos estás creyendo? Cada uno de ellos puede generarte frustración porque, al estar tan lejos de la realidad, probablemente no lleguen a realizarse en la mayoría de las ocasiones.
El convencimiento de que la relación debería funcionar bajo estos preceptos solamente es un acuerdo contigo mismo basado en pensamientos románticos irreales. Sé más flexible y realista, relájate, confía, abandona el miedo y… ¡disfruta de la vida en pareja!
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