¿Tienes motivos para levantarte de la cama cada día?, ¿te levantas más por inercia y para cumplir con las obligaciones o con ilusión? Hay millones de personas en el mundo con millones de motivos para vivir, pero un gran porcentaje son víctimas de la rutina.
No es que seguir un patrón de vida sea negativo. El problema se da cuando la rutina ya no te inspira. Sabes que eres víctima de la rutina cuando pasas más horas revisando la redes sociales que hablando con amigos.
Tal vez ya no te causa la misma emoción llegar a casa cada tarde para comer con tu pareja. Cualquiera que sea tu situación, debes saber que la rutina no es eterna. Sigue estas estrategias y combate la rutina y el agobio que te provoca.
Aprende algo
¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo? No me refiero a ir a la escuela por obligación, sino a estudiar algo que te motive. Si siempre has querido estudiar un segundo idioma o tomar clases de cocina, es tu momento.
Es común dejar las cosas para después. Solemos creer que más adelante tendremos tiempo para hacer lo que queremos pero no siempre es así. Por ello, hoy debes darte la oportunidad de adquirir esa nueva habilidad. Lo peor que podría pasar es que no te guste y dejes las clases. Incluso si esto pasa, habrás aprendido algo nuevo sobre ti que no lograrías de otra forma.
Convive con tus amigos
¿Cuándo fue la última vez que saliste con tus amigos? Pasar tiempo con ellos es mucho más que estar acompañado. También implica encontrar motivos para reír y saber que tienes un soporte emocional. Lo mejor es que no necesitas invertir nada más que tiempo y llevar el deseo de pasar un buen rato.
Puedes organizarte para dedicar un día a la semana para convivir con tus amigos. Durante el tiempo que estés con ellos concéntrate solo en eso. No lleves tú solo todas las preocupaciones de la vida diaria, habla con ellos. Cuando tienes la oportunidad de hablar las cosas, te das cuenta que no son tan graves como piensas.
Cambia tus rutas
El agobio de la rutina inicia cuando cada mañana debes recorrer el mismo camino. Así que combate esta sensación cambiando el camino para llegar a la oficina o el que sigues para llevar a los niños a la escuela. Parece algo tan básico que nunca le damos importancia pero emocionalmente tiene un gran peso.
Si no puedes cambiar tus rutas de camino, cambia la forma en que las vives. Lleva música que llena de energía que te ponga de buenas. Si viajas en transporte público, date la oportunidad de ver el paisaje de otra forma. Observa el paisaje y a la gente que te rodea.
Uno de los problemas con la rutina es que olvidas que estás rodeado de personas. Solo ves cuerpos que se mueven alrededor y pierdes el sentido de lo que pasa.
Tómate unas vacaciones… de verdad
¿Cuándo tomaste tus últimas vacaciones? No me refiero a dejar de ir a trabajar para ocuparte, y preocuparte, de los deberes del hogar. Hablo de desconectar por completo de la rutina. Salir a un lugar nuevo o simplemente destinar un sábado para ti que incluya levantarte tarde y consentirte.
Un día dedicado por completo a ti puede ser más beneficioso que unas vacaciones de dos meses que dediques a mantener la casa en orden.
¡Está bien relajarse! Duerme bien entrada la noche, despierta tarde y pasa el día leyendo. Si lo prefieres, puedes irte de vacaciones a algún pueblo cercano y disfrutar de ti.
Lee
Leer tiene la gran ventaja de llevarte a otros mundos y vivir otras vidas de forma casi gratis. Lo puedes hacer mientras vas en el auto o cuando esperas en la fila del supermercado y te hará la vida más fácil.
Quizás en verdad la rutina no te permite tomar un día para ti y no tienes tiempo o dinero para tomar un curso. Un libro es más sencillo de conseguir. Si no puedes comprarlo, prueba a pedirlo prestado en la biblioteca de tu ciudad.
¡Escapa de la rutina!
No permitas que la rutina te atrape indefinidamente. Eres mucho más que un empleado, un papá, una mamá o un profesional. Eres, ante todo, una persona y mereces invertir tiempo en ti.
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