Los nervios, la emoción, la ansiedad y el miedo pueden jugarnos una mala pasada a la hora de realizar un examen, ya que dificultan la concentración. Da igual lo bien preparado que estés. Si dejas que tus emociones se apoderen de ti tendrás serias dificultades para realizar esa prueba. Aplicar técnicas de relajación puede ayudarte, y mucho.
Además de dormir bien y desayunar o comer adecuadamente, aplicar técnicas de relajación te ayudará a calmar esos nervios provocados por la incertidumbre y la responsabilidad. Dedicar unos minutos a calmarte cuando detectes signos de estrés y ansiedad te ayudará a resolver mejor la prueba. Tampoco debes olvidarte de la preparación previa.
Prepara la prueba
Cuando nos preparamos para un examen, además de estudiar, es muy conveniente ensayar el examen, ponerse a prueba previamente. Para eso podemos hacer simulaciones de examen en solitario o en grupo, o pedirle a alguien de confianza que nos haga preguntas o nos escuche en una lectura o disertación.
Sin embargo, también es muy aconsejable prepararse sobre cómo te vas a sentir y cómo vas a superar esas sensaciones. Aunque no es lo mismo, es importante pensar en ello. A lo largo de tu vida has hecho muchos exámenes, y puedes hacerte una idea de cómo estás emocionalmente.
La preparación emocional para una prueba es tan importante como aprender el contenido, saber desarrollar los temas o resolver los problemas. De hecho, muchas personas no hacen simulación de examen porque se ponen muy nerviosos.
Gran parte del problema de los nervios ante un examen es el miedo al qué pasará si no lo superamos o si no sacamos nota suficiente. Esa desconfianza alimenta la ansiedad, al igual que lo hace visualizarnos nerviosos y atemorizados. Por eso es importante pensar en positivo, pensar en el éxito y visualizarnos haciendo el examen tranquilos.
Para ello, relájate y cierra los ojos. Respira, inhalando profundamente y exhalando lentamente. Empieza a imaginarte haciendo el examen. Estás relajado y tranquilo; te sientes bien. Obsérvate concluyendo la prueba y permítete unos momentos para disfrutar de la sensación de estar relajado.
Pon en práctica estrategias para controlar tus nervios
Es necesario que aprendas estrategias para tomar el control sobre nervios. Para ello, ensaya el siguiente método para relajarte y recuperar el control. Puede que surja la oportunidad mientras haces una simulación o incluso durante una visualización. En cualquier caso, practica siempre que te pongas nervioso por algo o incluso cuando estés tranquilo.
Primero, concéntrate en tus nervios y en tu sensación de ansiedad. Dale un valor entre uno y diez. Después, respira, inhalando profundamente y exhalando todo lo despacio que puedas, aumentando progresivamente el tiempo de exhalación. A medida que respiras, imagina cómo ese valor que le has dado a tus nervios va bajando, como si fuera un termómetro de mercurio.
Organízate antes de empezar la prueba
Antes de empezar el examen debes organizarte. Realiza tus ejercicios de respiración, piensa en positivo y anímate a ti mismo. Después, lee todas las instrucciones, distribuye el tiempo y no te agobies si algo, en un principio, te parece difícil. No olvides reservar unos minutos finales para repasar.
Si es posible, comienza por lo más fácil o lo que mejor sepas, respetando el tiempo que le has asignado a esa parte. Deja lo más difícil o lo que te resulte más complejo para el final. A medida que vayas completando tareas te sentirás más lleno de energía y libre de estrés. En cualquier caso, respeta los tiempos. Esto te permitirá mantener el control.
Pase lo que pase, no es el fin del mundo
Los exámenes son una gran responsabilidad. El resultado puede determinar nuestro futuro, abrirnos y cerrarnos puertas. La incertidumbre respecto a las preguntas y la objetividad a la hora de la evaluación son dos aspectos muy estresantes. Pero, pase lo que pase, no es el fin del mundo. Y eso es algo que tienes que grabarte a fuego en la mente.
El mundo no se acaba en ese examen. Pase lo que pase, siempre tendrás opciones. Obsesionarte solo te va a perjudicar. No te preocupes por lo que no puedes controlar y céntrate en hacerlo lo mejor posible. Tú eres lo más importante mientras haces un examen y te puedes controlar, así que deja de preocuparte por lo que no está en tu mano.
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